💬Sólo quien no ha leído a Maquiavelo puede describir como maquiavélicos los juegos de política táctica, estrictamente gallináceos, de un descarado egoísmo de partido, que se han producido estos últimos días en Murcia y en Madrid. Muchos comentaristas se han divertido explicando los errores infantiles de Cs o valorando los regates manieristas de Iván Redondo, el asesor de cabecera del presidente Sánchez. Pero, por encima de todo, se ha subrayado el órdago que acaban de plantear la presidenta madrileña, Díaz Ayuso y Miguel Ángel Rodríguez. Se dice que Ayuso quiere sacar el máximo provecho de la inocencia de Arrimadas, mientras intenta comerse el terreno de Vox para quedarse ella sola con las etiquetas de sus rivales: extremista y liberal, sin perder el clásico conservadurismo del PP. Las encuestas dicen que lo conseguirá. Ayuso no ha leído a Maquiavelo, no lo necesita, le basta con su intuición y seguir los consejos de MAR, con eso tiene más que suficiente para salirse con la suya.
Ayuso, tan ninguneada por la izquierda, es la que realmente lleva marcando la agenda política desde hace meses. Ayuso ha innovado en la manera de hacer política, y no es - como se ha dicho - la heredera de Esperanza Aguirre, Ayuso es más cañí, más de barrio, más bien seria una heredera del Trumpismo, incluso el eslogan, primero Socialismo o Libertad y luego Comunismo o Libertad es copiado de la campaña de Trump. Sobre innovar en política va esta reflexión de Maquiavelo.
10 .- Hay que tener en cuenta que no hay cosa más difícil de tratar, ni de más incierto éxito, ni más peligrosa de manejar, que ser el responsable de las innovaciones políticas.
Porque el innovador político tiene por enemigos a todos aquellos que sacaban provecho de las viejas instituciones y tiene por débiles defensores a todos aquellos que podrían sacar provecho de las nuevas. Dicha debilidad nace, en parte, del miedo a los adversarios que tienen la ley de su lado, y en parte también de la propia incredulidad de los hombres que no tienen fe en le cosas nuevas hasta que la experièncie no se lo demuestra.
Sucede entonces que los enemigos, en cuanto tienen ocasión, se organizan en partidos y se sublevan, mientras que la defensa de los demás es demasiado débil, de manera que siempre se corre peligro. Por lo tanto, es necesario, si se quiere analizar bien este aspecto, ver si estos príncipes poder llevar a cabo las innovaciones por sí mismos o dependen de otros, es decir, que si para ejecutar sus proyectos necesitan del consentimiento ajeno o los imponen con la fuerza. En caso de necesitar ayuda, acaban siempre mal y no consiguen nada, y en cambio cuando dependen sólo de sí mismos y pueden imponerlos por la fuerza, no suelen correr ningún peligro. MAQUIAVELO - El Príncipe.
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