DE LA EXISTENCIA O INEXISTENCIA DE DIOS



Un viernes santo como el de hoy, es un buen día para reflexionar sobre la gran pregunta que nos venimos hacemos los humanos desde el inicio de los tiempos, la existencia o inexistencia de Dios. Y la cuestión no está en si Dios existe o no. Si yo creo que Dios existe, esto no prueba su existencia. Si no creo que existe, esto tampoco prueba su inexistencia. Si hemos sido capaces de crear o de imaginar a Dios es porque somos capaces de concebir y de abismarnos en nuestra propia invención. Dios permanece más allá, fortalecido en su misterio y protegido por su secreto. Misterio y secreto son sólo la distancia entre una palabra aceptada y un vocablo inaceptable... No sabemos nada y no es cierto tampoco que no creemos en nada, el poso está ahí, solo hace falta una circunstancia extrema para convertir en creyente al mayor de los descreídos, suficientes ejemplos hay a lo largo de la historia. La perfecta imperfección de nuestro pequeño hábitat dentro del ámbito del universo, hace difícil por no decir imposible, pensar que toda esta puesta en escena es casual y no causal. Simplemente desconocemos la causalidad que lo ha hecho posible todo, nosotros incluidos. El drama es que esta duda nunca lo podremos resolver, ni siquiera después de la muerte. Decía Vinyoli: la muerte es puramente un cambio más, quiero pensar pues que Vinyoli creía en la existencia de Dios y del más allá.
En el artículo Dios, el hombre y la Religión de Reinhardt Acuña, este dice que: "Dios sí existe. Sólo que no pertenece a ninguna religión. Y ciertamente tampoco pertenece al hombre. Pero no dice, ni explica el porqué, sino que lo deja para más adelante.



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