Leí en algún lugar hace tiempo, que la verdad es un espejo roto en mil pedazos, de los cuales cada uno de nosotros tiene uno y esta es nuestra verdad. Digo esto porque tengo un amigo que dice - y lo practica - que siempre hay que decir la verdad, que a la larga es mejor así. No sé, se me ocurre que si siempre todos dijéramos la verdad de lo que pensamos realmente de los demás, acabaríamos no hablándonos. De hecho, a nivel personal me pasó un caso que refuerza mi teoría: un amigo escritor me pidió la opinión sobre una novela que había publicado. "Sobre todo, quiero que me digas la verdad de lo que te parece, no quieras quedar bien". Le dije sinceramente lo que pensaba, y no me ha vuelto a hablar nunca más. Diría que a veces es mejor una buena mentira, piadosa que no decir la verdad, pues lo que la gente pretende es que le digas su verdad, la que él cree, no la tuya, y claro los pedazos de verdad que tenemos el uno y el otro son diferentes. Ya lo dice el dicho: La verdad ni se crea ni se destruye, únicamente se transforma, o como dice Serrat, nunca es triste, lo que no tiene es remedio.
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El arte del eufemismo y de la sutileza y el de dar una de cal y otra de arena. A ese conocido tuyo novelista igual te habría funcionado decirle primero algo positivo de su obra (siempre habrá alguna cosa) y luego edulcorar la crítica mediante el recurso de "a lo mejor te habría quedado todavía más redonda tu novela si en vez de usar la tercera persona hubieras utilizado la primera", por no decirle: te has pasado veinte pueblos con lo del narrador omnisciente.
ResponderEliminarUn saludo.
No fui muy diplomático y menos aún sutil, es que era una historia muy buena, pero no supo contarla. recuerdo que le dije: Cercas de una anécdota ha escrito una gran novela, y tu de una gran historia has escrito una anécdota. Encima era mi editor. No fui tampoco justo, pero es que la historia era muy buena.
EliminarUn abrazo.