LA CENA

 


Todos ellos supieron estar a la altura de su responsabilidad: la de unos cargos públicos que representan ciudadanos de muy diferentes ideologías - Emma Riverola

¿Que deberían pensar durante cada minuto de la cena? ¿Cuántas segundas intenciones sobrevolaron la conversación? ¿Cuántas miradas furtivas al reloj? No deja de tener morbo especular sobre los pensamientos de Felipe VI, Pedro Sánchez, Pere Aragonés y Ada Colau mientras compartían mesa en la cita del Mobile. Sería impagable poder recrear la conversación a través de sus cavilaciones, sus incomodidades. Pero, por suerte, este ejercicio sólo queda al alcance de la imaginación. Al final, todos ellos supieron estar a la altura de su responsabilidad: la de unos cargos públicos que representan ciudadanos de muy diferentes ideologías. Ni más ni menos. Hay espacios y momentos para la lucha, y son irrenunciables. Pero también hay ocasiones para recordar que somos capaces de sentarnos en una misma mesa

No hay claudicación en la imagen de la cena. Al contrario. Hay más valentía a acudir a esta cita que a refugiarse en la fácil, barata y estéril gestualidad. Hasta la caleidoscópica Ada Colau lo ha entendido. Estar en contra de la normalidad democrática es, simple y llanamente, abogar por la intolerancia, la ceguera y el enquistamiento del conflicto: la indigencia política. Las personas, los cargos públicos sentados en esta mesa, lo que están haciendo, es política, algo que Pablo Casado o Vox no saben hacer ni que es, y así les va, estos están en otra cena, la cena de los idiotas, unos pobres idiotas llenos de ira y furia, pero no una furia shakesperiana. sino de boina y botijo.

2 comentarios:

  1. Tú lo has dicho muy bien. Ni más ni menos. Es el único camino hacia el entendimiento.
    Un saludo.

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    1. Un camino largo y tortuoso, con demasiados obstáculos, externos e internos.

      Saludos.

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