NO PODÍA ACABAR BIEN



Se veía venir que esto de los adolescentes que en plena crisis de la Covid fueron al famoso hotel de Palma, acabaría mal. En plena crisis por la Covid, varios jóvenes de toda España se fueron a Mallorca para celebrar que habían terminado el curso. Eran viajes organizados por agencias y empresas, no por las escuelas ni los institutos, e incluían macro-fiestas sin ningún tipo de control, ni distancia, ni de nada, y donde el virus corrió más que el alcohol y otras sustancias. Total, que cuando las autoridades sanitarias baleares se dieron cuenta del caos, optaron por el confinamiento, para evitar que la enfermedad se extendiera aún más. Pero aún así se calcula que estamos hablando de más de dos mil casos circulando por diversas zonas de la península.

No había que ser muy listo ni experto en nada, ni haberse leído el guion como Adam Driver en los 'muertos no se mueren': Esto acabara mal -decía Driver-, para darse cuenta de que dejar a una juventud descontrolado, mezclando ocio, alcohol y vete tú a saber, bien, lo que se dice bien, no podía terminar. Y lo que sorprende es que alguien se sorprenda de que esto haya pasado, cuando se veía venir de lejos, y la primera irresponsabilidad es la de los padres de estos adolescentes que les permitieron la temeridad de ir a este viaje. Mientras tanto y en medio ya del desorden, los jóvenes que, abocados los balcones del hotel donde se decidió que pasaran la cuarentena, mostraban las pancartas reclamando su ¿Libertad?, se negaban a hacerse pruebas PCR y algunos huían de el hotel. Y los padres y madres salían a los medios hablando de secuestro, que sus hijos estaban allí retenidos innecesariamente y en contra de su voluntad. Mira por donde los principales culpables del desastre aún tienen la cara dura de protestar y acusar al Gobierno Balear, porque aquí los más inconscientes no han sido los hijos sino los padres, y más aún que unos y otros, la jueza-epidemiología balear.

A través de los medios supimos que la positividad de las pruebas realizadas a los jóvenes aislados en el hotel era del 26%. O sea, se contagió uno de cada cuatro. Y doce terminaron en el hospital. Pero eso no desmoralizó a la juez-epidemióloga, que ordenó que todos volvieran a su casa. Pero nada más salir del hotel dieron positivo nueve de los adolescentes que habían sido secuestradas por la administración balear. Nueve de las treinta que aceptaron participar en un cribado. Nueve de treinta es preocupante, no para la jueza-epidemióloga que sigue sentada en su silla impartiendo arbitrariamente la ley.

Recomiendo leer la carta abierta de la coordinadora Covid de uno de los institutos donde estudian algunos de los confinados y que ha sido publicada por el Diario de Mallorca. Vale la pena leerla, a destacar sólo una de las frases que contiene y que explica el momento en que les dijo a sus alumnos: "Marchaos a Mallorca en busca del coronavirus después de que durante meses, en el instituto, nos hayamos dejado la vida para que no os contagiar ni contagiar sus familias".

Que más se puede decir..., pues que después de un año y medio de pandemia, en que se supone que teníamos que salir mejores, no ha sido así, y nos han salido muchos semovientes que no han entendido nada, y no me refiero a los hijos, sino a los padres y madres de los adolescentes presuntamente secuestrados.

2 comentarios:

  1. La culpa es de ellos y de sus padres, que van de colegas de sus hijos y nunca les pusieron límites. Ser padre o madre es saber educar en la responsabilidad. No hacerlo significa dejación de funciones. Deberían pagar una buena multa por haber contribuido con su pasotismo a arruinar el turismo temporalmente en Mallorca.
    Un saludo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Desde que el maestro dejó se ser el Sr.Maestro se Jodió el invento. Un padre jamás debe ser colega de sus hijos, los abuelos están para consentirlos y los padres para educarlos.

      Eliminar