Los pueblos, cuando nosotros no estamos, ¿existen? o como en la cónsola los ponen cuando volvemos después de mucho tiempo.
¿Y los recuerdos? son sólo recuerdos o son realidades paralelas.
Atravieso la plaza Enrique Granados y puedo escuchar a Joan Graells explicando los chistes que llevaba apuntados en una libreta cuando teníamos doce años e íbamos a la Academia del Sr. Caldas.
En la plaza Marcet, puedo ver todavía el antiguo edificio de la Casa de la Caridad, con sor Teresa y sor Pilar, las monjas paulas que con sus alerones tanto me fascinaban de pequeño.
Puedo recrear la máquina de batear el trigo cuando venía de Moia y los niños la íbamos a esperar a medio camino desde L'Estany, y puedo recrear a los hombres haciendo los pajares, sentir el olor de la paja y ver la imagen de aquellos hombres con sombrero, gafas y pañuelo tapándose la nariz y la boca, mientras evoco al "Basta" que bajaba durmiendo encima del carro, y la mula le llevaba cada mañana de San Llorenç a Sabadell.
Puedo recrear "el Sánchez" con su barretina en ir al fútbol a la vieja Creu Alta, y sus caramelos, ¡regaliz tierno!, gritava con voz estentórea, para que le compraran, y el olor de tabaco luego en el el campo. O los otros partidos de futbol, los que jugábamos en medio de la calle sin asfaltar, con dos piedras que hacían de portería. A las tres faltas penalty, era la norma.
¿Y los recuerdos? son sólo recuerdos o son realidades paralelas.
Atravieso la plaza Enrique Granados y puedo escuchar a Joan Graells explicando los chistes que llevaba apuntados en una libreta cuando teníamos doce años e íbamos a la Academia del Sr. Caldas.
En la plaza Marcet, puedo ver todavía el antiguo edificio de la Casa de la Caridad, con sor Teresa y sor Pilar, las monjas paulas que con sus alerones tanto me fascinaban de pequeño.
Puedo recrear la máquina de batear el trigo cuando venía de Moia y los niños la íbamos a esperar a medio camino desde L'Estany, y puedo recrear a los hombres haciendo los pajares, sentir el olor de la paja y ver la imagen de aquellos hombres con sombrero, gafas y pañuelo tapándose la nariz y la boca, mientras evoco al "Basta" que bajaba durmiendo encima del carro, y la mula le llevaba cada mañana de San Llorenç a Sabadell.
Puedo recrear "el Sánchez" con su barretina en ir al fútbol a la vieja Creu Alta, y sus caramelos, ¡regaliz tierno!, gritava con voz estentórea, para que le compraran, y el olor de tabaco luego en el el campo. O los otros partidos de futbol, los que jugábamos en medio de la calle sin asfaltar, con dos piedras que hacían de portería. A las tres faltas penalty, era la norma.
Puedo recrear perfectamente el día que nació mi primera hija y sus hermanas también, y aquel sábado en que enseñé a mi padre París.
Y no son sólo recuerdos, sería demasiado fácil verlo de esta manera, estas situaciones, simplemente aún están, pero en un estado temporal diferente, sólo hay que estar atento y receptivo para verlo en la reconstrucción mental que se recrea. Pasado, presente, futuro, son conceptos muy relativos; Este texto una vez escrito, ahora mismo, ya no está presente, es pasado, pero también es futuro pues se publicará mañana. ¿Y el presente? supongo que en medio, en el momento justo de escribirlo, aunque en el momento de publicarse, ya no será futuro... sino presente.
Sin recuerdos no somos nada.
ResponderEliminarUn saludo.