La fotografía tiene su tiempo, está hecha desde el balcón de casa y abarca parte de la plaza de Jaume Girabau. Viene a cuento la misma para hablar de un chico moro y de un señor argentino. El moro se sienta cada día, excepto los domingos en el banco que sale en la foto, se pasa el día aquí, no come, pero si bebe, vino de tetrabrik. Alguien le lleva de vez en cuando un bocadillo. Si, ya sé que el alcohol está prohibido a los musulmanes, pero como este chico es moro, a lo mejor puede beber alcohol. A medida que avanza el día el chico se va perjudicando, tiene un par de compañeros que le hacen más o menos compañía, pero ya va mal, empieza a hablar solo y no gira redondo; eso si sobre las nueve recoge todo lo que ha dejado por el banco y se va, dejándolo limpio y ordenado. Sabe mal, porque va por un mal camino, y no parece que sus amigos hagan nada para ayudarle, y entiendo que intentarlo yo o algún otro vecino no serviría de nada.
El otro pájaro es nuevo en la Plaza, se trata de un señor de unos 70 años, pelo blancos, gafas y aspecto de intelectual vintage, estaba sentado en un banco dando de comer a las palomas, me he acercado y le he señalado el rótulo del Ayuntamiento que tenía justo delante de él que dice: No les des comida. ¿Usted sabe leer? le he preguntado. Claro, me ha contestado con un marcado acento argentino, pero aqui no prohiben que las de de comer a las palomas, Sólo aconsejan que no lo hagas. Claro, Porque desde el 68 está prohibido prohibir ha sido mi contestación, y el Ayuntamiento que es más educado que usted, aconseja en vez de prohibir.

El tipo ha pasado de mí, y yo de él, y entonces, me ha venido a la cabeza una historia que explicaban en Rac1 esta mañana. En las Olimpiadas del año de María castaña, allá por el 1900 y pico, el tiro al plato no se hacía disparando a platos, sino que se hacía disparando a: PALOMAS, y se ve que en aquella olimpiada celebrada concretamente en Paris liquidaron a unas 300. una gran idea esta que se ve dejaron de hacer, sustituyendo las palomas por platos ante las quejas de los animalistas, y es una lástima, iría de maravilla, de hecho en Zaragoza ya hicieron más o menos esto, en encargar a tiradores profesionales que se cargaran a cuantas palomas y cotorras, y se ve que funcionó. A ver si el Ayuntamiento de Sabadell, ya que el rótulo no funciona y la gente pasa de él, aplica esta medida y acaba con las ratas voladoras y las cotorras argentinas.