Creíamos erróneamente que todo tiene un principio y un final. Pero inconscientes como somos, incapaces de enfrentarnos a la realidad,  empezamos por erradicar la vejez de nuestro vocabulario. La rebautizamos eufemísticamente como tercera edad. Durante un tiempo esta nueva manera de referirnos a la arruga y al progresivo decaimiento del cuerpo y la mente pareció conformarnos. Sedamos parcialmente nuestro atávico pánico a la decrepitud. Eliminada la vejez como experiencia colectiva tocaba acabar también con los viejos. Les tocó ser personas mayores. El nombre hace la cosa. La vejez y los viejos ya no existen. Por eso nos negamos las palabras que definen perfectísimamente tanto a la una como a los otros. Aun así la creatividad se nos quedó corta. Lo de gente mayor no es un barniz que tape lo suficiente, por muchos brochazos y capas que perpetremos. Necesitamos más palabrejas, nuevas a poder ser, que recubran con mayor efectividad lo que no queremos ver. Hasta hacerlo invisible del todo. Hay que seguir retorciendo el lenguaje para negar que el paso del tiempo y la ley de la gravedad siempre consiguen derrumbar las carnes, la solución más eficaz está en los anglicismos y los eufemismos, aúnque hay aqui mucho desconcierto, de pronto en alguna noticia hablan de un anciano de 75 años. No! no nos pasemos a los 75 años una persona es mayor, no un anciano.

Jeff Bezos, fundador de Amazon, y el inversionista ruso Yuri Milner. Han puesto en marcha la empresa Altos Labs. Rastrean el mundo fichando científicos expertos en rejuvenecimiento, donde quiera que estén, para ver si entre todos dan con la formula que nos evite llegar a viejos sin que la alternativa resulte, como resultaba hasta ahora, peor. No son los primeros ni serán los últimos. Larry Page, fundador de Google, también se atrevió hace unos años con su propio proyecto con igual objetivo. Existen más. Solo que con menor notoriedad, al no contar entre sus inversores con personajes con el perfil de superestrella que acompaña a los citados multimillonarios.

El objetivo que persiguen es un mundo sin vejez y tras él un mundo sin muerte. La coronación definitiva del egoísmo y del individualismo más extremo. Los que nos precedieron en esto de vivir han sido solo la mano de obra que necesitábamos para llegar hasta aquí, que es donde se para el reloj, donde finaliza la carrera de relevos de la humanidad. En el Mundo feliz de Huxley, al llegar a los 70 años como la gente creada genéticamente no envejecía, era llevada a unos hoteles de lujo, o sea unos geriátricos cinco estrellas, y allí sigilosamente, sin hacer ruido, iban desapareciendo uno a uno. Me parece una buena medida, ya que no podemos abandonar el cuerpo para ser energía en estado puro, mejor dejarlo.

Esa es la foto de un mundo sin vejez, sin muerte. La inmortalidad a través del rejuvenecimiento y la reprogramación celular es la que se centra en su derivada clasista. Todo lo que se inventa o descubre acaba al alcance de todos. Hay hechos mas ciertos, el que más, afirmar sin matices que si nos negamos la vejez, nos negamos la condición de personas. Al fin y al cabo no es el tiempo que haya uno vivido sino como lo ha vivido, porquè para la mayoria la eternidad seria insoportablemente aburrida.