Si recapitulamos los hechos ocurridos en Cataluña en los últimos 10 años, veremos que todo empezó en diciembre de 2010, cuando Artur Mas alcanzaba el poder y la recesión ya había invadido nuestras vidas. Desahucios, suicidios, participaciones preferentes... No es una crisis, es una estafa, repetíamos aún con incredulidad. Llegó la oda a la austeridad; Artur Más se autoproclamaba el campeón de la austeridad, incluso se jactaba de ello con los recortes más salvajes, ¿verdad Boi Ruiz ?. Oficialmente, en 2014 salimos de la crisis, pero la pesadilla no terminó ahí. No lo hizo para tantos que se quedaron entrampados, para muchos, la vida ya no volvió a ser la de antes. Para algunos gobiernos, tampoco. La Asociación de Directoras y Gerentes de Servicios Sociales ha señalado Madrid y Cataluña como las comunidades a la cola del gasto social. Navarra, País Vasco y Extremadura son las comunidades que más gasto han destinado por habitante en sanidad, educación y servicios sociales en el año 2020. Según el informe, en estos 10 años, "Cataluña ha mantenido un gasto muy por encima de la media en otras políticas mientras recortaba en servicios esenciales", obviamente en otras políticas o politiquerías procesistas.
Durante estos diez años, Cataluña se ha movilizado masivamente a favor de una futura nación, mientras el presente se resquebrajaba bajo nuestros pies por culpa del distópico pasado. Ahora ya sabemos para qué sirve divagar envueltos en una bandera. Es lo que hay. Podríamos decir que la última década lo ha sido todo, menos prodigiosa.
Es lo que tiene cuando se confunde patria con bandera.
Un saludo.
Y como decia Fuster, más que en la bandera, en lo que hay que fijarse es en quien la enarbola.