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Olvidos
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No sería bueno olvidarlo.
Empezaron masacrando indios, sus mujeres y sus niños. Y a los que lo
hicieron, los veneran como héroes. Traficaron con esclavos...
EL FUTURO NO ES NOTICIA
Explica Llucía Ramis que de pequeña leyó un cuento en el que la protagonista recibía cada mañana el diario del día siguiente. Lo que le daba el poder de adelantarse a los eventos; hasta que un día llega una noticia para la que no estaba preparada. Saber qué va a pasar, sobre todo en tiempos de incertidumbre, suele ser reconfortante. Por eso se consultan economistas, astrólogos y meteorólogos; si tiene que hacer frío, es mejor abrigarse. Pero según lo que venga, y más si parece inevitable, el efecto puede ser lo contrario. Y la previsión causará angustia, o pánico, o saturación, con la consiguiente desconexión.
La inmediatez que exigen los medios ha dado un paso adelante, abundando los titulares redactados en futuro, lo que en la mayoría de los casos resulta bastante especulativo. Los efectos de maniobras políticas que todavía no han tenido lugar (y que quizás nunca se llevarán a cabo); el anuncio de medidas que por el momento no recoge el BOE; la trayectoria que seguirá la nueva colada del volcán de La Palma; la evolución de la pandemia después de Navidad. Son algunos ejemplos tratados por periodistas, analistas y opinadores, con la intención de ofrecer unas claves que carecen. Hasta cierto punto, está bien mentalizarse por lo que pueda ocurrir. Pero si últimamente hemos entendido algo, es que las alertas no evitan el alud. Y si después no ocurre lo que se publicó que pasaría, se pierde el crédito de lo publicado, y la confusión crece.
En Granada, hace años, vendían en los quioscos a un menor precio los diarios del día anterior, y se ve que mucha gente los compraba. Claro que esto sería hablar del pasado. Hablar del futuro está pasado de moda, porque el futuro era esto. Intentar abarcar lo que habrá después se basa más en suposiciones, deseos o miedos que en datos. Estamos presenciando uno de los momentos con mayor contenido periodístico de la historia. No necesitamos el diario de mañana, quizá mejor el de ayer o el de anteayer, entenderíamos mucho mejor lo que ocurre en el presente.
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