CADA CALVO UN VOTO
La base de la democracia se resume en la frase "una persona, un voto"; pero en Corea de Baix han ido más allá. En la actual campaña para la presidencia del país lo que les preocupa es si el votante tiene o no pelo.
Rara vez las campañas electorales domésticas de países lejanos llegan a nuestra prensa, excepto cuando es el día de las votaciones o cuando se hace público quien las ha ganado. Cuanto más lejos está el país, menos se habla. Estos días, la campaña electoral para la presidencia de Corea de Abajo ha logrado hacerse un hueco en las páginas de actualidad. El pasado viernes, el corresponsal en Asia, Adrián Foncillas, nos explicaba que el candidato del Partido Democrático, y máximo aspirante a proclamarse vencedor de los comicios que se celebrarán en marzo, Lee Jae-Myung, ha prometido que, si resulta elegido, la alopecia será tratada por la sanidad pública. Los adversarios se han apresurado a tildarle de populista, mientras que los diez millones de personas con problemas capilares que hay en el país han empezado a prestarle atención. Y es que las campañas electorales dan mucho juego en cuanto a las promesas de los políticos. Hay una anécdota muy ilustrativa en campaña electoral atribuida a Santiago Russinyol, aunque no he podido certificar del todo: Era el hombre en un pueblo de Lleida haciendo un mitin y en el ardor de las promesas ante el auditorio les va prometer: ¡Si ganamos las elecciones os haremos un puente!. Entonces alguien de los asistentes le dijo: ¡escuche! que aquí no tenemos río. Y Russinyol o el político que fuera sin inmutarse contestó: ¡Pues también os pondremos un río! y se quedó tan ancho. Posiblemente sea una leyenda urbana o rural en este caso, o quizá sea cierta, que nunca se sabe, pero nos enseña que durante las campañas electorales se promete el oro y el moro con total impunidad y convencimiento de que no se podrá llevar a cabo lo que se está prometiendo.
Se había propuesto hace un tiempo (creo era el publicista Quim Llorente) que quizá debería crearse un tribunal que controlara las promesas electorales, de modo que al cabo de un año de Gobierno, programa electoral en mano, este Tribunal comprobara si lo que se había prometido en campaña se había cumplido y en caso de no ser así se inhabilitara este Gobierno y se volvieran a convocar elecciones, y así sucesivamente hasta que en primer lugar, en campaña prometieran cosas razonables y posibles lograr, y no hicieran volar tantas palomas que engatusan y al mismo tiempo desencantan a la gente. Puede sonar a utópico o algo descabellado, pero la propuesta habría que tenerla en cuenta. Lástima que ya se ve a venir que estarían in eternum sin gobierno.
Desde siempre, la calva ha sido sinónimo de pérdida de juventud, hasta que apareció 'lo pelat' Ivan de la Peña. Claro que habría que recordar a los ciudadanos de Corea de Abajo lo que dijo el viejo profesor Tierno Galván: Las promesas electorales están hechas para no ser cumplidas. Además, los calvos que no voten en Lee Jae-Myung, siempre pueden ir a Turquía, un país de series románticas, trasplantes capilares y Recep Tayyip Erdoğan. Recuerden vuesas mercedes el dicho: Donde hay pelo hay alegría, lo que nos puede llevar a deducir que 'Guifré el Pilós' debía ser muy alegre, o proporcionar mucha alegría.
Habría que penalizarles con algún impuesto. Por su culpa muchas peluquerías han tenido que cerrar.
ResponderEliminarSaludos.
En mi barrio todas las peluquerías de caballero (hay 7) están menos una en manos de marroquíes.
EliminarSaludos.