El teléfono fijo, considerado obsoleto para muchos, antes era muy importante. En casa todavía lo tenemos, en una mesita en el pasillo sobre un tapete bordado que hizo mi madre. Básicamente lo tenemos por si llaman familiares lejanos, que ya pocos quedan. Pero la finalidad actual del teléfono fijo, es sobre todo, recibir llamadas a menudo a horas intempestivas o de siesta, de compañías que perfectamente conscientes de que cogerá el teléfono alguien de cierta edad, probablemente solo, despistado y vulnerable, todo para venderle vete tú a saber, o cambiarlo de compañía telefónica sin que ni tan siquiera se entere. Otros que llaman, descuelgas, y se corta, o te sale alguna grabación ininteligible. Hay una también que es del Banco de Sabadell, que te dice: si usted está en descubierto pulse 1, si no 2. Y te pide el DNI. Según el Banco ellos nunca piden del DNI, pero me temo que detrás de esta grabación hay alguna compañía externalizada. También llaman a menudo una empresa que te dicen que están por Sabadell últimamente y te ofrecen un servicio de masajes, pero por las llamadas llevan más de un año por Sabadell.
Qué lejos estamos de cuando para llamar a otra población tenías que pedir conferencia. Durante la posguerra e incluso más adelante, cuando en este país todavía no éramos 2.0 ni whatssapeábamos y otras curiosidades tecnològicas modernas, para llamar de Sabadell a Sant Feliu de Codines - por ejemplo - había que descolgar el teléfono y pedir conferencia (podían ser dos o tres horas) Entonces, se ponía la telefonista - Conchita se llamaba - y le pedías que te pusiera con el 42 (los teléfonos eran de dos dígitos), o directamente le pedías que te pones con el Dorsé que en éste caso es con quien quería hablar mi padre. Conchita que una precursora de la Cía o 'las chicas del cable' escuchaba todas las conversaciones, y la prueba la tenemos en que un día mi padre, no recordaba a qué hora había quedado al día siguiente con Dorsé (mi tío), y como éste no contestaba se lo preguntó a Conchita: a las 9 de la mañana habéis quedado -le dijo-". Quede pués constancia de la profesionalidad de Conchita.
Cada vez quedan menos teléfonos fijos en las casas, casi podría considerarse un acto romántico tenerlos, pero ya forman parte del paisaje de nuestra vida y como nuestra sombra, morirán con nosotros. Estos teléfonos, sólo sirven para recibir llamadas perdidas, llamadas inútiles, llamadas molestas.
El de la foto de arriba, vendría a ser un teléfono actual, con más prestaciones y éste sería un clásico de marcador circular de toda la vida de la generación silenciosa de los preboomers.
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