Dicen que la infancia ya no es lo que era. Que los niños pequeños han cambiado las chapas y el rollo de la patata por los videojuegos ultraviolentos. Cierto es también que al menos en mi infancia íbamos a pedradas con la honda y otras peleas callejeras de barrio, pero los que denuncian que la inocencia infantil ha pasado a mejor vida, tal vez deberían conocer la afición favorita de Emil Michel Cioran en su primera década de vida: "Jugar al fútbol con las calaveras del cementerio". Que menos se podía esperar del gran filósofo nihilista, del rey de los pensadores pesimistas, "el auténtico portador del mal agüero", del transilvano que escribió aforismos vitalistas del tipo: "Creo en la salvación del hombre, en el futuro del cianuro".
Su gusto para expulsar osamentas se revela en el apocalipsis según Cioran, un documental sobre el filósofo rumano.
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