DE CUANDO ÉRAMOS CIUDAD - FÁBRICA


Irremediablemente, la ciudad y el mundo de ayer suscitan una nostalgia y hechizo en la mirada contemporánea. Una buena muestra es el éxito de grupos de Facebook y otras redes sociales para compartir fotografías antiguas, como lo son los calendarios anuales de la UES. O libros como Sabadell tal y como era, los trabajos de Antoni Grau o el mega-recopilatorio L'abans. Y ahora llega una novedad que se incardina en esta tradición: Sabadell desaparecido, a cargo de David González, técnico del Archivo Histórico. Publicado dentro de la colección 'Catalunya Desapareguda', de la editorial Efadós, se pone a la venta en las librerías El próximo miércoles, 30 de marzo.

Recoge fotografías que en gran parte son inéditas y que muestra las transformaciones urbanísticas y sociales que ha vivido la ciudad en el último siglo. Desde el núcleo urbano (la llamada ciudad-fábrica), los barrios (como la Creu Alta) y el Rodal (con zonas agrarias que ya no lo son, como Sant Joan de Riusec, donde ahora se levanta el Ikea). También de lo que ha desaparecido: “El Euterpe, el Templete de las aguas, el quiosco modernista, el Cine Imperial -aunque la fachada de ahora lo imite-, las antiguas pescaderías -que era un edificio muy bonito -, la bodega de Antoni Olivé en la Rambla, el surtidor de la plaza Mayor, que era muy querido por los sabadellenses…”, enumera González.

"Que el evocar recuerdos antiguos nos traiciona a menudo, queda patente en esta foto del quiosco modernista que había junto a los jardines detrás del Ayuntamiento, y que creía haber visto de pequeño, hasta que un día mirando documentos antiguos de la ciudad vi que se había derribado dos años antes de nacer yo."

También una gran área llamada el Pedregar y que podría haber sido el casco antiguo de Sabadell. “El concepto de conservación del patrimonio ha variado mucho. Ahora no habría pasado, creo. Pero antes existían otros criterios, quizás más económicos y urbanísticos”, explica González. Es lo que a mediados del siglo XX se conoció como la idea de progreso. “Querían hacer avenidas anchas, para que los coches pasaran… Como derribando el Pedregar, porque hacía que la ciudad estuviera encajonada. De hecho, en ese momento la ciudad estuvo contenta. Ahora, en cambio, quizás nos gustaría tener más callejones en el centro”, apunta.

No deja de ser curiosa la fotografía que encabeza el artículo, un montón de chimeneas vomitando humo contaminante, de unas fábricas textiles que hicieron ricos a unos pocos, explotando a muchos, la gran mayoría inmigrantes. Viniendo de Caldes con el coche de línea del Sagales, al llegar la altura de la Salud se veían estas chimeneas echando humo, un humo que por entonces se consideraba la imagen del progreso.

Campo de fútbol de Can Deu entre las calles de les Palmeres e Himalaia. En primer término un rebaño de cabres. Sabadell, marzo de 1973 / Antoni Carbonell Busoms / AHS - 






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