Esta es la verdadera historia de la banda sonora de la película de Ridley Scott, posiblemente una de la más influyentes y decisivas de la historia del cine En noviembre del año 1979, Ridley Scott está impactado por una serie de jingles para anuncios de todo tipo, que siempre llevaban la firma de Producciones Nemo. Ridley descubre que el músico que estás detrás de esos extractos de temas no es otro que un tal Vangelis, que en los años sesenta había tenido cierto éxito con un grupo griego llamado Aphrodite´s Child, creado con su primo carnal Demis Roussos. Scott localizó a Vangelis y le pidió música para un spot, un anuncio que rodaba en aquellos días para Channel Nº5, el famoso «Share the fantasy» y que es tan recordado en estos días, porque al final del anuncio se oye la voz de Leonard Nimoy, que dice la famosa frase «Share the fantasy». Así fue como Ridley Scott y Vangelis se conocieron para crear más tarde el fenómeno indescifrable llamado Blade Runner.
Cuatro años antes, Vangelis había podido reunir el suficiente dinero para crear un estudio ultramoderno en el último piso, en el tejado de los Hampden Gurney Studios, muy cerca de Marble Arch, en Londres. Vangelis había invertido más de millón de libras esterlinas en el estudio, gracias a su nuevo contrato con la discográfica RCA. Vangelis hubiera preferido comprar los Command Studios, donde Roxy Music habían grabado su primer disco, pero los dueños no le dieron opción para el local, pero sí que compró muy barato mucha tecnología que estaba en el estudio desaparecido.
Vangelis tuvo la suerte de que compró el estudio justo cuando aparecieron los primeros sintetizadores polifónicos. El músico griego, poco a poco, pudo hacerse con el sintetizador Oberheim de cuatro voces, el Roland SH3A y su favorito, el Yamaha CS80. Todos ellos aparecen en sus muy interesantes álbumes de los años setenta, como Heaven and Hell (1975), Albedo o.39 (1976), Spiral (1977), Beaubourg (1978) y China (1979), Todos ellos grabados en Nemo Studios (Marble Arch) y antes de empezar con Blade Runner.
Escucho ahora, sobre todo, Heaven and Hell (1975). Es una obra maestra de música clásica con sintetizadores. Todo está en ese álbum fantástico de hace cuarenta años. Allí se sugiere, se escucha, casi el tema central de Carros de Fuego y, desde luego, el preludio del tema de amor de Blade Runner, que en Heaven and Hell es una canción maravillosa, cantada por Jon Anderson, el cantante de Yes y que marcó su colaboraciones posteriores. Esa canción trascendental es solemne y mágica. Se llama «So long ago, so clear», un tema futurista. Recordar también que otro de los temas de «Heaven and Hells», el etéreo «Movement 3» fue utilizado como la sintonía del programa de televisión Cosmos de Carl Sagan.
Vangelis vivía sin duda sus mejores días creativos. Poseía toda la fuerza imaginativa por crear algo diferente, como una manera de volar y recuperar la fortuna que se había gastado en su recién inaugurado estudio llamado Nemo. Cuando Ridley Scott volvió a llamar a Vangelis en el mes de noviembre de 1979, el músico griego acababa de terminar una de sus obras tan queridas, Opera Sauvage, un documental de Frederick Rossif. Una banda sonora importantísima, porque por primera vez Vangelis se había atrevido a ponerle música a un film con las imágenes puestas en el monitor. Su primera experiencia con la horrorosa película Sex Power de Henry Chapier, con Jane Birkin de protagonista, siempre le había noqueado con el cine. Y no un simple anuncio.
Vangelis era muy quisquilloso. Pertenecía al club de los que creían que la imagen «sin un buen ruido» no era nada, como decía Hitchcock. Y esa misma técnica la desarrolló hasta grados superlativos, inspirándose en tiempo real y acostumbrándose a un time code en el monitor que tenía enfrente de su teclado master. Y Vangelis empezó a trabajar en su pequeña sala de los estudios Nemo. Sin horarios. Normalmente, prefería la soledad nocturna, el silencio sepulcral de las ánimas de la oscuridad, sólo alterado por las imágenes del videocasete que le entregaban poco a poco, a medida que Scott editaba Blade Runner.
Musicalmente, Vangelis no tardó mucho en buscar la tonalidades menores y el estilo de una belleza triste que inunda la música de la película. La belleza intangible de los nuevos sintetizadores.
Como colaboradores humanos utilizó a su primo Demis Roussos para cantar en «Tales of the Future», al impresionante Dick Morrisey para el saxo en el «Love Theme» y a su amigo Don Percival para la canción «One more kiss, Dear», al estilo de los años veinte. Y se me olvidaba la English Chamber Choir en «La muerte del Dr. Tyrell».
Nunca sabremos si fue decisión de Vangelis o de Ridley Scott incluir al tema japonés «Ogi No Mato» del grupo nipón Ensemble Nipponia. Pero creo que la idea fue Ridley, como se demostró años después, cuando filmó la película policíaca, Black Rain con Michael Douglas, en Osaka. Ridley también había incluido «Quran» de Brian Eno&David Byrne, pero en los sucesivos problemas de edición, ese tema desapareció de la película. A Vangelis le volvieron loco con tantos cambios, tantas dudas de Ridley Scott, pero necesito remarcar un detalle de su excepcional sentido musical en la banda sonora. Cuando la replicante Rachel toca el piano el «Nocturno 13» de Chopin, en el apartamento de Rick Deckard (Harrison Ford) y, a continuación, se oye a través de la radio del apartamento, esa versión de «One more Kiss, Dear». Los dos temas está en la mismísima tonalidad.
Vangelis terminó su trabajo en abril de 1982. Incluía las mezclas en Dolby 4 pistas como exigía Hollywood en aquella época. Ahora, normalmente, se realizan en un diez punto dos. Es decir, una mezcla para doces altavoces diferentes. El músico griego incluso supervisó las mezclas de sus cuatro pistas al formato de sonido-cine en los estudios CTS de Wembley, donde normalmente trabajaba John Barry. Hasta fue muchas veces a los estudios Pinewood donde montaban el sonido definitivo en la película. Pero ni Vangelis ni Scott estuvieron contentos de lo que se hacía en Pinewood. Acabaron el trabajo en los más baratos, pero más eficaces estudios para sonido: los estudios Twickenham. Vangelis nunca estudió música ni sabía leerla ni escribirla. El compositor griego falleció a los 79 años el pasado martes por la noche y aun se desconocen las causas de su muerte.
«Vangelis y el misterio Blade Runner», de Julián Ruiz - bloc descontexto - leer el artículo entero... aquí
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ACT 9
Descanse en paz. En líneas generales -no siempre- me gustaba su labor musical, también la del resto de componentes de Los chicos de Afrodita, la voz de Demis, antes y durante su gordura.
Saludos.