En el resumen de los hechos, tras las dificultades de los últimos cuatro años, hay que salir de esta pesadilla para despertarnos en una nueva vida. Cuando sólo salíamos de una crisis financiera global agravada por políticas socialmente injustas, llegó la pandemia que ha segado millones de vidas, 100.000 en nuestro país. Sobrevivimos, aunque el virus sigue, gracias al esfuerzo del sistema de salud pública y sus profesionales. Y para que las medidas de confinamiento nos dieron tiempo para que la ciencia descubriera vacunas eficaces en un tiempo récord. En España tuvimos mejor protección que la mayoría de países, pero aún así ha sido muy duro.
Cuando parecía que salíamos de parálisis de la pandemia, llegó a Europa una guerra absurda y destructiva que nos retrotrae a los peores momentos de nuestra historia. La guerra provocó una crisis energética y una inflación destructiva. Mientras las instituciones perdían legitimidad y los ciudadanos se sumían en la desconfianza y el miedo, exasperados por unas redes sociales que siembran animadversión.
Mientras íbamos trampeando la situación y nos instalábamos, en un ilusorio carpe diem a la espera de un septiembre caótico, va Draghi y dimite, y eso que era alabado por todo el mundo de lo bien que lo hacía, pero Italia es así, y la partidocracia manda y manda mucho. Un gran mes el de septiembre en Italia para ir a elecciones.
En España, vuelve el PSOE, para sustituir al Sanchismo, mientras la oposición no está ni se le espera, no necesita mostrarse, sólo esperar. Y Catalunya?... nada, con su cainismo de siempre y poco más, suerte que la ciudadanía va a lo suyo y no vamos tan mal como podría parecer.
El resumen de los hechos sería que no nos enfrentamos a una maldición, sino a nosotros mismos, a nuestra incapacidad de coexistir en paz y unidos. En Europa todavía estamos a tiempo de volver a la casilla de salida de la Unión. A reconocer a nuestra humanidad común y gestionarla conjuntamente desde un Gobierno único y fuerte. ¿Lo conseguiremos? No lo creo.
En Italia, a la ola de calor, que más que una ola parece un Tsunami, la han llamado APOCALIPSIS 4800. Pues eso.
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