El jueves, un titular del Abc de Sevilla me dejó pasmado: “El Ateneo de Sevilla anuncia los Reyes Magos de la Cabalgata de 2023”. Para ilustrarlo las fotos de tres señores con traje y corbata. Por si no quedaba claro, el texto detalla: “El Ateneo de Sevilla ha anunciado a las personas que encarnarán a los Reyes Magos en la Cabalgata de 2023. Luis Bolaños, José María Pacheco y Alejandro Marchena serán Sus Majestades Melchor, Gaspar y Baltasar”.
Para dejar constancia de los méritos de los escogidos, explican sus virtudes. Dónde estudiaron, qué empresas dirigen, de qué consejos asesores han formado parte... Detalles sin importancia, porque lo que de verdad es relevante es que el diario publica sus nombres y sus fotos. Nunca había visto algo así. Normalmente, es al día siguiente de la cabalgata cuando la prensa publica, bajo un velo de eufemismos supuestamente indetectable por los chiquillos, quién estaba bajo cada disfraz. Así, cada año leemos cosas como que el rey Gaspar “tiene cierta semejanza” con Jesús Calleja, que Melchor “se parece” a Josep Piqué y que Baltasar “recuerda” al activista Cheikh Drame. Todas esas aclaraciones, al día siguiente de la cabalgata y dejándolo siempre como una semejanza curiosa. Nunca anunciándolo antes, con nombres y apellidos (y fotos) y diciendo que serán los encargados de interpretar esos papeles. ¿Es un paso adelante para acabar con esa farsa que tanto ilusiona a los padres o un simple despiste? A los niños tanto les da que les hables de los Magos, Papá Noel o Mazinger Z, mientras les lleven nuevos juguetes que embutirán en el armario, ya tan lleno de juguetes que no hay forma de cerrar las puertas. Pero si se juega a hacer creíble la trola, habría que ser coherente.
Por cierto, los tres designados son blancos, lo que hace prever que Baltasar (que interpretará Marchena) irá con la cara embetunada. Son sus costumbres y hay que respetarlas.
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