DARK TOURISM EN UCRANIA



Que los ucranianos son gente previsora y optimista lo demuestra el hecho de que ya se preparan para recibir la avalancha de turistas que, según calculan, les llegará en cuanto se acabe la guerra. Informa la agencia Efe que Ucrania tiene ya diseñado un plan para convertir en destinos turísticos los escenarios que la guerra ha hecho famosos en todo el mundo, y así promover este sector que, por razones obvias, últimamente va de capa caída. Lo comenta Quim Monzó en la vanguardia.

La presidenta de la Agencia Estatal de Turismo y Desarrollo ucraniana, Mariana Oleskiv, dice que, además de la central nuclear de Chernóbil, que en el 2019 visitaron más de cien mil personas, o la masacrada Kyiv, ahora ofrecerán “nuevos productos” –¡ha dicho “nuevos productos”, tal cual!– como las zonas de Bucha e Irpín, “donde centenares de civiles han sido asesinados por las tropas rusas”.

No lo hacen solo para ganar dinero y rehacer su economía, claro, sino como una forma de “conmemorar esos lugares, que han sido símbolos de los enfrentamientos y muestra de las atrocidades cometidas por Rusia en Ucrania”. A tal fin erigirán “monumentos memorialistas que recuerden la guerra, los hechos trágicos”. Afortunadamente, añade, la guerra no ha destruido las infraestructuras turísticas. Y nosotros que nos alegramos.

Eso sí: dudan si ha llegado ya el momento de lanzar esa campaña de promoción o si hay que esperar todavía un poco. (Yo, particularmente, les aconsejaría que esperaran un poco, por si acaso.) Lo que tienen claro es que la campaña la dirigirán a los habitantes de los países que han ayudado a Ucrania. Según Oleskiv, el mensaje será: “Gracias por el apoyo, por las donaciones, por la ayuda a los refugiados, pero ahora necesitamos que vengáis y gastéis aquí vuestro dinero­”.

Nunca el dark tourism se había promocionado con tanta antelación y de manera tan descarada. Bravo.

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