DE LA IDENTIDAD SEXUAL



Supongo que me ha cogido mayor, pero el tema del género, se le escapa a alguien como yo que tiene asumido que para él sólo hay dos géneros, el masculino y el femenino, y el resto serían variaciones, efectos colaterales . Pero Unidas Podemos y los movimientos que comulgan con ellos, complican el asunto hasta extremos que se me escapan. Me atrevería a afirmar que aquí los hay que se lo cogen con papel de fumar. Lo cierto es que estoy muy dudoso y desconcertado en todo este asunto de la Ley Trans. Laura Freixas, en su artículo a la vanguardia pone algo de luz en la oscuridad del tema, a pesar de todo, sigo siendo muy reduccionista, aunque, de hecho, simplemente se trataría de que cada uno fuera lo que quisiera ser, y que éste derecho fuera admitido por todos.

"Se veía venir. Yo estaba segura de que esto pasaría, pero no esperaba que fuera tan pronto: en una enmienda al proyecto de ley trans, Unidas Podemos ha propuesto que se pueda omitir al DNI el dato del sexo. Es un paso más en uno camino que conduce a eliminar esta categoría... y abandonar las leyes de igualdad... Porque si legalmente no hay mujeres ni hombres, será imposible medir, ya no digamos corregir, las diferencias entre ellos.

¿Cómo hemos llegado hasta aquí? Todo comienza con Judith Butler y el pensamiento queer. Una teoría innovadora y compleja... para unos; palabrería vacua y confusa para otros, pero dejémoslo. Lo cierto es que el queer que impera aquí y ahora consiste en negar la realidad del sexo para sustituirlo por algo llamado “identidad sexual” o “de género”.

Se niega el sexo de distintas formas. Se afirma que es "un espectro": en una exposición patrocinada por el Ayuntamiento de Barcelona en 2020, leíamos que "sólo una fina línea separa un clítoris grande de un pene pequeño" (sic); recientemente un conferenciante en el Museo de Ciencias Naturales aseguraba que existen tantos sexos como personas: ocho mil millones. O se habla de “cambiar de sexo”, como si fuera posible. Es verdad que se puede cambiar la apariencia, con cirugía y hormonas; pero los cromosomas XX o XY están en todas nuestras células. Nadie que nazca mujer producirá espermatozoides, por grande que tenga el clítoris. Negar esta realidad es terraplanismo.

Nos dicen que el sexo no existe, pero sí la "identidad sexual". El proyecto de ley la define como “la vivencia interna e individual del sexo tal y como cada persona la siente y autodefine, pudiendo o no corresponder con el sexo asignado al nacer” (artículo 3.h).

Vivencia "del sexo", dicen... quienes no saben qué es el sexo. Nos acorralan para preguntarnos: “¿Crees que las mujeres trans son mujeres?” con la severidad con la que preguntarían –teniéndonos bien ligados al potro–: “Crees en Dios uno y tri”, pero no pueden definir mujer. Mujer es quien se siente mujer: definición circular y vacía.

En la anterior ley sobre este asunto, la vigente 3/2007 sí que se sabía qué era esa “identidad”: consistía en el rechazo del propio cuerpo y el deseo de tener otro, del sexo opuesto. Esa ley permite cambiar de sexo legal con un diagnóstico psicológico y un tratamiento para adquirir la apariencia del sexo contrario. Es una ficción, de carácter excepcional, con la loable finalidad de hacer la vida más fácil a personas cuya apariencia es de un sexo distinto al que figura en su DNI.

El proyecto de ley trans es otra cosa: un total cambio de paradigma. Artículo 38.1: "Toda persona española mayor de dieciséis años podrá solicitar ante el Registro Civil la rectificación de la mención registral relativa al sexo". Si se aprueba, cualquier hombre podrá ser legalmente mujer sin cambiar nada de su cuerpo, ni su apariencia, ni su nombre. Será sólo una letra en el DNI. Una letra que, llegado el caso, permite entrar libremente en saunas, duchas o vestuarios de mujeres, cumplir una pena en prisiones de mujeres, competir con mujeres en deportes, ocupar puestos de mujeres en listas paritarias o ejercer violencia sin que se considere de género (si se realiza el cambio registral antes). Todo esto ya ocurre en otros países.

"Varios casos de fraude", nos dicen. Pero unos pocos son suficientes para poner en riesgo a las mujeres, incomodarlas, desincentivar el deporte femenino. ¿Qué mujer estará a gusto en una sauna en la que puede entrar un chico, tranquila en una cárcel compartiendo celda con un hombre, dispuesta a jugar a rugby contra quien tiene muchísima más fuerza y ​​peso...? Claro que queremos que las personas que se identifican como trans tengan todos los derechos, pero ¿cambiar de sexo legal a voluntad es un derecho? ¿Lo es competir en la categoría o cumplir pena en la cárcel que prefieras? ¿Alguien nos ha consultado a las mujeres?... En cuanto al fraude, no es que sea indemostrable, es que el propio concepto pierde sentido. Cómo se le puede discutir a alguien una “vivencia interna “autodefinida” para más señas.

Y ahora, unan los puntos. Si admitimos que ser mujer u hombre no es un dato objetivo, sino una vivencia interna… ¿Qué sentido tiene mantener la mención de sexo en el DNI, desde cuando el Registro Civil registra sentimientos? Unidas Podemos está siendo lógico

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