Lo primera cosa bonita del lunes 16 de enero de 2023 sería el meta-crítico: un crítico que se encargara de criticar las críticas, pero sobre todo a quienes las hacen: los críticos. De cualquier cosa: libros, películas, programas de TV, restaurantes, hoteles… El meta-crítico analiza la prosa, las divagaciones, las discordancias entre el texto y la puntuación. Observa cuántas veces se elogia a alguien y cuántas se destroza a otro. Sobre todo indaga en los posibles conflictos de intereses. Se fija en si un crítico ha publicado, pongamos por caso, en la misma editorial, o si ese productor ha financiado a un amigo oa un pariente suyo, o si el editor no es el mismo de la televisión donde trabaja su hermano. Si es perepuñetas verifica que el beneficiado no tenga ninguna relación con el crítico, su familia o alguien que le proporciona trabajos. El meta-crítico es persona documentada, precisa y feroz. Es un papel que probablemente nadie quisiera representar. Pero si alguna vez ocurriera: ¿cuántos críticos quedarían? - Gabriele Romagnoli en la sección 'La prima cosa bella' de la Repúbblica. Visto en el bloc de Joan Josep Isern.
Decía Fuster: alguien ha observado que nunca se ha erigido ninguna estatua a un crítico. Quizás esto sea una razón más para que los críticos se reafirmen en su vocación. Sobre todo Carlos Boyero, el crítico al que no le gusta casi ninguna película.
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