Las redes sociales son como el ibuprofeno: en pequeñas dosis sana, pero su abuso comporta serios peligros para la salud. Debo reconocer que en Twitter encontré una frase que me hizo pensar que Umberto Eco había sido injusto cuando escribió que las redes habían hecho un gran mal a la humanidad al dar la palabra a un ejército de necios. La sentencia que me interesó decía: “Respeta a tus padres porque aprobaron los estudios sin Google ni Wikipedia”. Entre tantos haters como pueblan el lado oscuro de la fuerza, me parece una lección de urbanidad.
Urbanidad es una palabra antigua, en desuso. Recuerdo que en una reuniòn de padres en la Escuela (hablo de 1980) se me ocurriò comentar que quizás habria que enseñar Urbanidad a nuestros hijos, cosas tan elementales como saludar por la mañana, ceder el paso a los mayorres por la acera, O como define la RAE Urbanidad: "Comportamiento acorde con los buenos modales que demuestra buena educación y respeto hacia los demás". Directamente se mofaron de mi, pero vean ustedes donde hemos acabado. En aquellos tiempos el Maestro era respetado (digo Maestro por que aún no se andaba con lo de Maestros y Maestras), y en cambio ahora el Maestro o la Maestra són denostados por unos padres desasforados que les culpan de todos los males que sufren -segun ellos- sus hijos, le llaman la síndrome del emperador, però deberia llamarse la síndrome del dictador, porqué estos niños malcriados son auténticos dictadores. Y así subimos a toda una generaciómn de niños indigentes mentales con un porvenir más negro que los túneles de Cantabria.
La Urbanidad no afecta a los jubilados, especialistas en cruzar la calle por donde no deben. Hay imágenes a veces extraordinarias. Una mañana: semáforo de peatones en rojo en la carretera de Prats esquina con Francesc Layret, por un lado dos señoras y servidor esperando a que se ponga verde el de peatones, en la otra dos señoras musulmanas con tres criaturas y Hadji que es el representante oficial de Senegal en el barrio. Junto a Hadji un señor mayor con su taca-taca. ¿Quién es el único que pasa con el semáforo de peatones en rojo?... Bingo! el señor del taca-taca que a las siete y media de la mañana ya me diréis qué prisa debía tener. De acuerdo que no venía ningún coche ni de arriba ni de abajo al ser festivo, pero entiendo y lo practico, que se deben respetar los semáforos siempre, a pie, en coche o en bicicleta, y en el caso de los de peatones, sobre todo si hay niños, hay que darles un buen ejemplo. Y ojo que no esté hablando de urbanidad, sinó de urbanitas.
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