¿REDUFLACIÓN?
No es un término demasiado conocido en el ámbito de la economía y, sin embargo, está, ahora más que nunca, a la orden del día. Reduflación es fruto de la unión de dos palabras: reducción e inflación. Y consiste en el aumento de los precios a través de reducir la cantidad de producto a la venta y no necesariamente del importe marcado en el producto. - Fernando Trias de Bes.
Pondré un ejemplo bastante simplificado. La realidad comercial y los escandallos de costes son mucho más complejos, pero la idea es la misma. Reducir las dosis para que el gasto del consumidor sea el mismo es el mejor favor que puede hacer el fabricante al ciudadano
Imaginemos un producto de alimentación que se comercializa a 1,00 euro en un envase, el cual alberga 130 gramos de dicho producto. Supongamos también que el coste variable es de 50 céntimos. De pronto, al fabricante le suben los costes un 30%. Es decir, 15 céntimos.
Para que su margen unitario no se vea afectado, el fabricante tiene dos posibles opciones: inflación o reduflación.
En el caso de inflación, la operación es bien sencilla. Incrementar el precio de 1,00 euros a 1,15 euros. Un 15%. Nada más y nada menos. Es lo que estamos viviendo todos, y con aumentos mucho mayores. Fijémonos que su margen total sigue siendo de 50 céntimos (el fabricante solo ha repercutido el aumento de costes, y gracias a ello se saca lo mismo que antes con cada unidad). Veamos que el margen porcentual es de 0,50 euros sobre 1,15 euros (ha bajado del 50% al 43%). Se saca igual en dinero, pero menos en porcentaje.
Está la segunda posibilidad: reduflación. Consiste en quitar gramos, pero mantener el precio. Si el contenido se reduce a 100 gramos y sigue costando un euro, y la marca es capaz de disimularlo con el facial del envase, gracias a un buen diseñador industrial, y el consumidor no se percata, éste se estará llevando 30 gramos menos a casa, desembolsando la misma cuantía. Si 130 gramos costaban 65 céntimos tras el aumento, 100 gramos cuestan 50 céntimos. Como el precio es de un euro, el margen sigue siendo del 50% y el margen unitario, de 50 céntimos. ¡Exactamente igual que al principio! Parece magia, ¿verdad?
Y ahora la gran pregunta, ¿es esto engañar al consumidor? Pues no. Lo diré sin rodeos. Creo que es el mejor favor que puede hacerle un fabricante al ciudadano. Reducir las dosis para que el dinero le alcance. No hay trampa ni cartón. Los costes han subido, los precios también, los salarios van a hacerlo y las empresas necesitan conservar sus márgenes unitarios para absorberlos. Solo les queda la opción de entregar menos producto. La consecuencia positiva es que comeremos algo menos y la báscula lo agradecerá.
Curiosa y cínica explicaciòn la de Fernando Trias de Bes. O sea, que los niños van a ir al cole con un 30% menos de nutrientes por las mañanas... O sino que se acuesten con un poquito de hambre, que no pasa nada. Y los mayores igual. El problema es que por un lado se ha reducido la cantidad de producto y por otra ha aumentado el precio ppor encima del coste del producto, de no ser así, a santo de que tendríamos un 6,1% de inflacion y 7,1% por ciento de inflación subyacente. En resumen, lamento contradecir al sr Trias de Bes, pero la realidad és que tenemos reducción e inflación, la reduflación se la puede meter el sr. Trias de Bes por donde le queda. Buen provecho.
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