NO ES RUSIA UN PAÍS PARA DISIDENTES

Salvando todas las distancias, el episodio principal del siniestro Prigozhin, su marcha sobre Moscú al frente de un ejército privado, podría recordar el dilema que se planteó Julio César antes de atravesar el Rubicón. Pero Prigozhin, ahora presuntamente asesinado por los ominosos tentáculos secretos de la Rusia de Putin, no se atrevió a culminar su desafío; se echó atrás. Desde entonces era hombre muerto. Su caso, salvando también todas las distancias, se asemeja más al del mariscal Rommel, el Zorro del Desierto. Militar de un formidable prestigio, es el único del III Reich que tiene museo abierto. Siendo un simple teniente ya fue el causante de la depresiva debacle italiana en Capo­retto (1917). Formidable estratega durante la II Guerra Mundial, decepcionado con Hitler, participó (por acción u omisión) en el atentado frustrado contra el Führer. Pero no se atrevió a cruzar el Rubicón. Prigozhin ha durado dos meses como muerto en vida. Rommel duró tres. Le obligaron a suicidarse. Oficialmente murió a causa de un atentado enemigo. Rommel tuvo un funeral de Estado. ¿Lo tendrá Prigozhin? No lo parece, aunque con Putin nunca se sabe, al fin y al cabo era su amigo de la infancia.

Publicar un comentario

0 Comentarios

Ad Code

más...
CRÒNICAS DE GAZA - THE ELECTRONIC INTIFADA