EL ANTIGUO TESTAMENTO TOCA A REBATO

“¡No podemos dejarnos chantajear por nadie!”, clamó Felipe González. El expresidente del Gobierno, a sus 81 años, admitió que ya le fallan las piernas. Pero no la voz, ni el ánimo para tocar a rebato. “¡No podemos dejarnos chantajear por nadie, y mucho menos por minorías en vías de extinción!”, advirtió González. - Juan Carlos Merino para la vanguardia. A su vera, Alfonso Guerra también llamó a no dar ni un paso atrás, a no resignarse y a rechazar con contundencia la amnistía y el referéndum de autodeterminación. “¡Aceptar en silencio esta agresión nos convertiría en cómplices de la ruptura del pacto constitucional!”, avisó el exvicepresidente del gobierno, que a su vez suma 83 primaveras. 

La concurrencia apiñada en la platea y la planta superior de la cátedra mayor del vetusto Ateneo de Madrid, donde se concentró buena parte del Antiguo Testamento del PSOE que mantiene a González y Guerra como sus grandes patriarcas, estalló en aplausos. Muchos de ellos, puestos en pie.

Felipe González se reafirma contra la amnistía: "No podemos dejarnos chantajear por nadie", Guerra denuncia: hay “inspectores” que impiden a los niños catalanes hablar castellano en el patio

Felipe y Alfonso, como siempre les llamaron, con una mezcla de orgullo, admiración e incluso temor, vuelven a estar unidos, mano a mano, después de décadas de fricciones y rupturas, se felicitaban sus fieles. “¿A alguien le extrañaría que no esté de acuerdo?”, admitió González en cuanto Guerra terminó de encadenar sus admoniciones contra el cambio de criterio que ambos coincidieron en atribuir a Pedro Sánchez. ç

La alarma es que, para encarrilar su investidura, Sánchez asuma una ley de amnistía contra los encausados del procés que negó, tajantemente, hasta las elecciones generales del 23 de julio. “Yo no he sido desleal ni disidente, más bien lo ha sido el otro, que ha ido cambiando”, defendió y criticó Guerra, en alusión a Sánchez. “Yo estoy defendiendo las posiciones del partido”, coincidió González. Y recordó que no solo Sánchez, sino que también el líder del PSC, Salvador Illa, afirmó hasta las elecciones que no cabe ni la amnistía ni la autodeterminación. “La paradoja que vivimos, Alfonso, es que defendemos las posiciones del partido”, insistió. Es, por tanto, el actual líder del PSOE quien extravió su rumbo.

“No cabe la amnistía ni cabe la autodeterminación”, sentenció González, que equiparó el referéndum que reclama el independentismo catalán con la “autodestrucción” de España.

Guerra lanzó una dura diatriba contra el independentismo catalán. Entre otras cuestiones, advirtió que “en Catalunya no hay libertad plena”. Por ejemplo, para hablar la “lengua materna” de muchos de sus habitantes, que es el castellano. Y aseguró que incluso hay “inspectores” que impiden que los niños hablen en castellano en el patio del colegio. De nuevo, grandes aplausos. 

Entre los asistentes, a los que el propio Guerra advirtió antes de nada que no era “un complot ni una conspiración”, intención que solo atribuyó a “una mente lunática”, ya que se trataba de la presentación de su último libro, La rosa y las espinas (La Esfera), se encontraban el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, y otros expresidentes autonómicos socialistas, como el aragonés Javier Lambán, el asturiano Javier Fernández, el andaluz José Rodríguez de la Borbolla o el extremeño Juan Carlos Rodríguez Ibarra. También Nicolás Redondo Terreros, recién expulsado del PSOE. Y muchos exministros de los mandatos de González y Guerra, como José Barrionuevo, José Luis Corcuera, Rosa Conde, Virgilio Zapatero, Javier Sáenz de Cosculluela, Fernando Ledesma o Matilde Fernández.

“El Guerra ha cortado oreja”, resumió con ironía, a la salida, uno de los asistentes al aquelarre del Antiguo Testamento socialista. “¡Dos!”, le confirmaron.


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