Nano jr es un tiktokero aficionado de los que crean afición. Tiene dos trabajos, le compra bambas a su “tata” y le regala “las uñas” a su madre en un centro comercial. Lleva tirantes y tatuajes, “parece que roba –dice su madre, víctima de malos tratos– pero es muy trabajador”. En cuatro días ha sacudido TikTok y X, ha colado su historia en los informativos de Antena 3 y ha removido muchas conciencias y pocas carteras explicando cómo ayuda a su familia.

@jordibaste pone palabras a los sentimientos: “Empatía, trabajo, valores, sufrimiento, familia…”. Nano responde orgulloso a las preguntas que le lanzan en Tiktok. Trabaja de 10 a 19.30 h repartiendo para Amazon, a las 21h está en Vips hasta el cierre, pasada la medianoche. Ahora va “más apretao” porque se le ha roto el coche y va caminando de un lado a otro. “Duermo mis siete horitas y bien a gusto, y me levanto fresco. Así cada día. Sin excusas. Hay que seguir pa’lante”.

Y el vídeo se hace viral. @perezreverte opta a presidente de un inesperado club de fans. “Admirable. Muchos padres deberían proponer a sus hijos que le echaran un vistazo a esto”. Nano es “un héroe sin capa”, dice @MJLetrada. “Ojalá la vida le dé la oportunidad que merece. Personas que sí merecen la pena”. ¿Una tertulia en El món a RAC1 ? “Nos hace falta gente así como altavoz”. El altavoz está a tope... Seis millones de visualizaciones de sus tres vídeos en TikTok, más de 10.000 comentarios y medio millón de likes, 20.000 nuevos seguidores en dos días... Y la tele… A su madre le impresiona que salga en la tele, y también lo explica en TikTok.

Nano es la censura del ni-ni y la apuesta por el sí-sí. Pero, ¿sí se puede? “Estoy intentando sacar la familia adelante porque es lo que toca. Los que tenéis la oportunidad de hacer las cosas bien (...). Calle es sacar a tu familia pa’lante”. Y con los elogios, también llegan las críticas. Que si “no ha hecho nada en la vida”, que si sus tatuajes “valen más de 500 euros”, que si “es el ejemplo personificado del capitalismo más aberrante. Nada que aplaudir”, que si “personifica la precariedad” del mercado laboral. Y con el Gobierno hemos topado.
Grecia amplía la jornada laboral a 13 horas y seis días a la semana y la vicepresidenta Yolanda Díaz se erige en fortín “contra las jornadas del siglo XIX y el despido libre”. @institutostrom la rebate: “¿La ministra de Trabajo desconoce que las 13 horas griegas son para casos de pluriempleo y que en España nada impide que puedas trabajar 16 h/día? Que le pregunten a Nano. Y así, cada día.