¿PORQUÉ EL TIEMPO PASA MÁS RAPIDO AL ENVEJECER?


A menudo repetimos que el tiempo pasa cada vez más deprisa, que el tiempo vuela, que los días son demasiado cortos, no nos damos cuenta del transcurso de los meses y los años terminan sin que apenas los hayamos vivido. Estas frases que pueden parecer tópicos, son en realidad percepciones objetivas y muy comunes, una sensación que se acentúa conforme envejecemos.

La razón de que sintamos que el tiempo pasa cada vez más rápido y los días son más cortos a medida que envejecemos reside en nuestro cerebro y en cómo este procesa la información. Así lo refleja un artículo de investigación realizado por Adrian Bejan, profesor de la Universidad de Duke en Estados Unidos, publicado en European Review, y Cambridge University.

Adrian Bejan pone de relieve que el tiempo real que marcan los relojes no es el mismo que el tiempo que percibe la mente humana. Lo que él llama el “tiempo de la mente” es una secuencia de imágenes, reflejos de la naturaleza alimentados por estímulos de nuestros órganos sensoriales. “La velocidad a la que se perciben los cambios en las imágenes mentales disminuye con la edad, debido a varias características físicas que cambian con la edad”, explica, citando como ejemplos el cambio en nuestro tamaño corporal y la frecuencia de los movimientos sacádicos (un movimiento rápido del ojo o de la cabeza).

Además, nuestro descanso también interfiere en cómo percibimos el tiempo. Por norma general, los días que percibimos como más lentos y largos son jornadas productivas, repletas de eventos y recuerdos. Esto es así porque los días productivos suelen ocurrir cuando nuestra mente y nuestro cuerpo están descansados, después de un sueño regular.

Nuestro cerebro percibe la información mucho más rápido cuando somos jóvenes, lo cual contribuye a que los días nos resulten más largos y el tiempo parezca más duradero. Explica Bejan que la mente humana percibe la realidad a través de imágenes que se producen cuando las entradas visuales llegan a la corteza cerebral y la mente siente el cambio del tiempo cuando cambia esa imagen percibida.

El llamado “tiempo de reloj” en palabras del profesor es aquel que une todos los sistemas de flujo vivo, animados e inanimados, es un tiempo medible. No obstante, el tiempo físico no es el mismo que el “tiempo de la mente” y el tiempo que cada uno percibe es distinto a cómo lo perciben los demás. Esto ocurre porque la mente joven recibe más imágenes durante un día que la misma mente en la vejez. Además, las procesa de forma más rápida.

Es decir, los niños y los jóvenes procesan mucha más cantidad de imágenes que los adultos, por lo que les da la sensación de que el tiempo pasa más despacio. Mientras que conforme envejecemos no solo percibimos las imágenes de forma más lenta, sino que además dejamos de percibir muchos detalles que hacen que el tiempo nos transcurra más rápido y fugaz.

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