Como si quisiera sacudirse la polémica y centrarse en el cine, el Festival de San Sebastián había colocado como segunda película de su programación 'No me llame Ternera', el documental dirigido por Jordi Évole i Màrius Sánchez que entrevista al dirigente terrorista etarra. Una larga entrevista precedida de peticiones de retirada de su proyección a cargo de quien no lo había visto (asociaciones de víctimas y sindicatos policiales) y una primera crítica de un espectador: Ternera mismo. "No me gustó, hicieron lo que quisieron", declaró a Berria. Acusan Évole de blanquear en el terrorista. Évole, se justifica o se explica en este artículo en la vanguardia. Por cierto, habría que recordar el documental sobre Lasa y Zabala que sí blanqueaba en el Gobierno y en el señor X, que como M.Rajoy no sabemos quién es o era.
"Era en 1991. Yo tenía 17 años. ETA asesinaba a diez personas, cinco de ellas niños, haciendo explotar un coche bomba en la casa cuartel de Vic. Al día siguiente, mientras se celebraban los funerales, la Guardia Civil abatió a dos de los autores del crimen en un chalet de Lliçà de Arriba. No necesito mirar a Google para recordar sus nombres.Juan Félix Erezuma y Juan Carlos Monteagudo.También recuerdo a los de Francisco Mújica Garmendia, José Luis Urrusolo Sistiaga, Domingo Troitiño, Santiago Arróspide. Soy de la generación que creció con carteles de etarras en las estaciones de autobuses.
Del atentado de Vic son imborrables el abrazo entre dos guardias civiles ensangrentados y la carrera de un hombre que llevaba en brazos a una niña herida. En ese estado de choque, muchos casi celebramos la muerte de ambos etarras. “No es bueno que reacciones desde el odio”, me soltó mi padre. Cuatro años antes, el atentado de Hipercor (21 asesinatos) marcó a varias generaciones.
Uno de mis primeros trabajos periodísticos fue participar en la investigación para una serie sobre la historia de ETA. El encargo lo hizo el documentalista Joan González, que me regaló la oportunidad de trabajar con Xavier Vinader, periodista de investigación y símbolo de la libertad de expresión.
ETA asesinó en 1980 a dos ultraderechistas mencionados por Vinader en un artículo. Se le juzgó y le condenaron a siete años de cárcel por “imprudencia temeraria profesional con resultado de dos asesinatos”. Se exilió, tuvo atentados ultras, regresó, estuvo dos meses en prisión, y el Gobierno de Felipe González le indultó. Si Twitter hubiera existido, Vinader habría sido el gran blanqueador de la época. Para muchos fue un referente. Aquella serie sobre ETA nunca vio la luz.
ETA ha estado muy presente en toda mi vida profesional. He entrevistado a un etarra arrepentido; Jesús Eguiguren, el negociador con ETA que nos anunció el fin de la organización; dos programas especiales coincidiendo con la tregua definitiva; la entrevista en Txillarre con Arnaldo Otegi. También he entrevistado a un pistolero de los GAL, el exministro José Barrionuevo y el ex secretario de Estado Rafael Vera, condenados por su vinculación en la guerra sucia contra ETA.
Hace más de tres años empezamos a trabajar con Màrius Sánchez para conseguir entrevistar a Josu Urrutikoetxea, Josu Ternera. El dirigente de ETA es el testimonio vivo que más sabe de la organización terrorista, de sus años más salvajes y también de su fin. Fue una conversación dura, áspera, tensa, y con un valor periodístico e histórico innegable.
Durante la entrevista el líder de ETA siente términos poco habituales en su vocabulario: asesinato, mafia, atentado, cinismo. Se le recuerdan pasajes horribles de su organización, con imágenes de archivo que no tengo claro que hubiera visto antes. Y, por poner un ejemplo, a la pregunta de si recordaba lo ocurrido el 19 de junio de 1987, no le pasó por la cabeza el nombre de Hipercor".
Hace cinco años que Urrutikoetxea anunció la disolución de ETA. Hoy hay chavales que no saben quién fue Miguel Ángel Blanco. Les aseguro que con el visionado de nuestro documental (se proyectará en el Festival de San Sebastián) muchos jóvenes descubrirán que no hace tanto en España un coche bomba podía estallar en el aparcamiento de un súper, o en una casa cuartel, o le podían clavar un disparo en la nuca a un concejal de un pueblo cualquiera. Les quedará muy claro quién fue ese joven político de Ermua, e incluso que su asesino fue Francisco Javier García Gaztelu, alias Txapote, a quien quizás incluso han coreado sin saber quién era. ¿De verdad esto es blanquear? ¿Aún estamos así?
Publicar un comentario