Son muchos los comentaristas que describen la masa a la manera de la sociología ochocentista de Le Bon: una locura colectiva. Pero el gran Elias Canetti explicó, de manera magistral, que la masa no es una agregación anónima, pasiva y manipulable de individuos, sino la posibilidad de romper la esfera cerrada de la individualidad y liberarse (al menos provisionalmente) de la espina del poder. En plena manifestación, los miembros de la masa experimentan lo que él llama una descarga: la vivencia colectiva de la desaparición de las diferencias. Entrar a formar parte de la masa, no implica, como se dice, una regresión tribal. No comporta sumisión a un poder superior, sino, como escribe Canetti en Masa y Poder, un alivio y una liberación. El individuo que entra a formar parte de la masa tiene la percepción de liberarse de aquello que lo distinguía de los demás y lo encerraba en sí mismo. Quizás sea por eso que las masas hace ya tiempo que no se rebelan, por exceso de adocenamiento.