EL ABISMO DEL OLVIDO


14 de septiembre de 1940. En la tapia trasera del cementerio de Paterna, en Valencia, fue fusilado por el régimen de Franco, junto a otros 11 hombres, Pepe Celda. Su hija Pepica tenía 8 años cuando la llevaron a despedirse de su padre encarcelado. Su tía le dijo que no llorara. Y se tragó las lágrimas. El cadáver de aquel labrador de izquierdas de 45 años fue sepultado en la fosa común número 126 de las de 135 que alberga el camposanto. Su cuerpo, igual que los de otros 2.000 asesinados, tuvo la suerte de pasar por las manos de Leoncio Badía, un joven republicano condenado y relegado a trabajar de sepulturero entre 1939 y 1945, los años que más ejecuciones de represaliados hubo. "Quieres trabajo, rojito?, pues a enterrar a los tuyos", le dijo el alcalde.

Las historias de Celda, de Badía, que se arriesgó ayudando a las viudas y guardando pruebas, y de Pepica, que con casi 80 años se propuso recuperar los restos de su padre, alzan un monumento a la memoria histórica de los vencidos de la Guerra Civil. Las rescatan en ‘El abismo del olvido’ (Astiberri), que llega a las librerías el 5 de diciembre, dos valencianos, el dibujante Paco Roca (1969) y el periodista Rodrigo Terrasa (1978).

"80 años después y ves que los familiares directos de las víctimas van desapareciendo, madres, mujeres, hijos... que vieron cómo llegaba la democracia y seguían olvidados o, como le pasó a Pepica, les ponían mil trabas para recuperar los restos. Todo demuestra que las exhumaciones de los crímenes del franquismo siguen siendo un tema político, igual que todo lo que rodea la Guerra Civil. Es una anormalidad democrática que no se exhumen las fosas localizadas. Es absurdo que alguien se oponga a que una mujer recupere los restos de su padre. Se dan y se quitan ayudas dependiendo de qué partido gobierna. Una victoria de la dictadura fue silenciar y hacer que olvidáramos una parte de nuestra historia. Borró y demonizó todo lo que supuso la República y sepultaron la memoria de los republicanos con ellos en las fosas", subraya Roca, que ahora también participa en el cómic sobre la revolución del velo en Irán, coordinado por Marjane Satrapi, 'Mujer Vida Libertad'. 

Junto a él, en entrevista por videoconferencia, le secunda Terrasa: "Se cambió el miedo y los años de terror por el silencio absoluto. Aún hoy, cuando sale un libro o una película, oímos: ‘ya están estos otra vez con la guerra’. Incomoda sacar el tema. Solo cuando a los políticos les interesa agitar emociones entre sus votantes sacan la memoria de paseo".  

Una victoria de la dictadura fue silenciar y hacernos olvidar una parte de nuestra historia. Borró y demonizó todo lo que supuso la República

Terrasa entrevistó hace unos años a Pepica y persiguió incansable a Roca para que volviera a hacer gala de su maestría para llevar la memoria, individual y colectiva, al cómic. Un don que ha bordado en obras como ‘Arrugas’ (Premio Nacional 2008), ‘El invierno del dibujante’, ‘La casa’, ‘El ángel de la retirada’, ‘Los surcos del azar’ y 'Regreso al Edén'.

Como en ellas, en ‘El abismo del olvido’ utiliza pinceladas de ficción para coser la realidad y la investigación periodística. "Me ayuda a comprender un tema. Aquí me pregunté por qué hay gente que dedica su vida a algo tan ‘absurdo’ como sacar los huesos de un sitio para llevarlos a otro. Yo no le encontraba sentido porque no soy creyente y mis familiares fallecidos han sido incinerados -admite el historietista-. Pero lo entendí tras hablar con Pepica, que sin ningún ánimo de revancha juró a su madre que un día lograría que los huesos de su padre descansaran junto a los de ella. O a Batiste, que decía que el hecho de que los huesos de su tío Bautista no estuvieran donde sus asesinos quisieron ya era motivo suficiente para sacarlos de allí. Es el deseo humano de dar un entierro digno a un familiar y despedirse de él". Anna Abella, en el periodico.com

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