HUMANISMO DIGITAL

Cuanto más digital es el mundo, más humano debemos hacerlo - Joan Clotet

La primera reacción al escuchar las palabras Humanismo y digital, es fruncir la nariz, parece un oxímoron, pero detrás de estas palabras hay toda una intención de humanizar la tecnología, que como manifiesto de intenciones es loable y será necesario ver en qué acaba.

El humanismo digital es la adaptación del humanismo a la realidad de la sociedad digital, con el fin de detectar los riesgos y problemas sociales de la tecnología digital y de proponer soluciones, basándose en los principios y los valores propios del humanismo. En la intersección entre humanismo y tecnología, emerge una conexión más allá de la coexistencia. La simbiosis entre el valor humano y tecnológico surge como respuesta a los desafíos monumentales que se presentan frente a nosotros. Integrar la tecnología armoniosamente en la sociedad implica hacerlo con un profundo respeto por el impacto que nuestras decisiones puedan tener en las personas, que son tanto el origen como el destino de nuestras acciones. Con y para ellas, generamos valor.

En el ámbito empresarial, el humanismo digital quiere volver a poner a las personas en el centro. Desafía la perspectiva mecanicista de la digitalización, que prioriza la eficiencia a expensas del papel esencial de las personas, su contribución y desarrollo profesional. En un mundo donde la inteligencia artificial replicará paulatinamente competencias antes exclusivamente humanas, es crucial preservar la conciencia del valor humano. Esto implica tomar decisiones centradas en el respeto y el crecimiento de las personas y, pero todavía, de la sociedad.

Deberíamos ver la tecnología también como un instrumento de empoderamiento. Necesitamos concebir tecnologías que respeten y celebren nuestra esencia. La ética debe ser nuestra brújula, guiando nuestras decisiones para asegurar que las tecnologías respeten los derechos fundamentales y promuevan el bienestar humano. Es fundamental fomentar el pensamiento crítico y la reflexión a tiempo sobre las implicaciones sociales, culturales y éticas del uso de la tecnología. Reducir las brechas digitales y garantizar el acceso y las habilidades para todos son también pilares fundamentales para permitir que cada individuo participe plenamente en la era digital.

Actuar como humanista digital implica considerar el impacto en las personas en cada decisión, liderando desde este sitio para construir confianza y valor a través de ellas. Implica comprometerse con el crecimiento y el bien común, utilizando la tecnología como herramienta para el cambio, generando bienestar y oportunidades para el mayor número posible de personas.

Creer en las personas, en su potencial y capacidad de liderazgo y colaboración, es esencial. Defendemos la tecnología en manos de humanos responsables, empoderados y con la ambición de generar un cambio positivo. Apostamos por organizaciones que innovan a través de las personas, reconociendo que en un futuro competitivo y tecnificado, el valor diferencial seguirá siendo aportado por los humanos. Defendemos a las empresas que invierten en personas, talento y motivación humana tanto o más que en tecnología.

Creemos en las buenas personas, en el compromiso, honestidad y poder transformador de las buenas preguntas y conversaciones. Veamos oportunidades donde otros ven problemas. Estamos más preparados que nunca en la historia. Siempre estamos a tiempo de diseñar y construir el mejor futuro posible y no veo mejor momento de empezar que ahora, comenta Joan Clotet.