Parece una tontería, pero el aforismo de Fuster es de una claridad meridiana, en la naturaleza todo tiene un sentido y todo está relacionado, por eso no entiendo la repoblación en el Pirineo de huesos, que si en su día (o noche) desaparecieron fue por la selección natural de las especies, como ocurrió con tantas otras.  En l'Estany, un pueblo a 900 metros sobre el nivel del mar, donde había un estanque, -de ahí el nombre- era relativamente fácil encontrar conchas, o en la montaña de Montserrat
 


hay también, significa que la naturaleza ajena a las fechorías de los homínidos, hace y deshace según le conviene o se ve obligada a hacerlo.
Tan irresponsable podría parecer el aforismo de Fuster como la actitud de quienes hablan de salvar al Planeta, como si al Planeta le importara mucho que la playa estuviera en la Barceloneta o en Moià. Deberían, si acaso, hablar de salvarnos a nosotros, a los homínidos y homínidas como especie, que tampoco sé si vale demasiado la pena. Sin embargo, estoy seguro de que Fuster hoy en día no escribiría este aforismo, la conciencia ecológica de la gente ha cambiado mucho en estos años, aunque lo que dice es muy coherente, lógico y razonable. Con la pandemia se aparcó momentáneamente todo el tema del cambio y del climático y la contaminación, pero el desastre ecológico continuó, aumentado por los miles y miles de mascarillas y residuos plásticos con el tapón sin enganchar, que pueblan la tierra y tardarán 400 años o más a descomponerse. Señores ecologistas, no salven el planeta, sálvennos a nosotros, aunque no lo merecemos. O mejor, sálvenlo de nosotros. Gracias, pero me parece que ya llegan tarde.

Ecología: ¿Y los miles, o millones y millones de especies de animales y vegetales, que se extinguieron antes de la aparición del primer humo industrial?