Neofobia es miedo a lo nuevo, y excelsofobia (un neologismo) significa temor a la excelencia. Cuando se padece de ambas a la vez, se prefiere lo mediocre a lo bueno, y lo bueno a lo mejor. Y ambas son mucho más pronunciadas en la vejez, sobre todo cuando se deja de trabajar, que es cuando todo cambio suele ser para peor, porque ya no se tiene la energía ni la inventiva de antes. La llamada sabiduría popular tiene muchas trazas de neofobia. Por ejemplo, suele decirse que lo malo conocido es preferible a lo bueno por conocer, que la rutina es preferible a la aventura, etcétera. 
La neofobia y la excelsofobia pueden institucionalizarse. Por ejemplo, hace dos siglos en España y sus colonias se persiguió a los "amigos de novedades". En todas partes, los regímenes autoritarios sancionan la curiosidad, el amor a la novedad; y la disidencia. Más aún, todas las sociedades, incluso las más liberales, desaprueban las desviaciones de todo tipo: en opiniones, actitudes, gustos e incluso en atuendos. Esta desaprobación es tan pronunciada, que durante décadas la sociología norteamericana se especializó en el estudio de la desviación, y que el conformismo y la mediocridad concomitante son los temas de Babbitt, la gran novela de Sinclair Lewis, Premio Nobel de 1930. En otras palabras, siempre hay presión social por conformarse a lo habitual y esperado, por tender al centro. Se explica: todo lo nuevo exige un esfuerzo de comprensión y adaptación. Además, casi todas las novedades, tanto las biológicas como las culturales, son nocivas o meramente cosméticas. ¿Qué pasa cuando no hay excéntricos, cuando no se tolera la desviación de la norma? Nada pasa: la sociedad se estanca. O peor, decae en relación con las sociedades neofílicas o abiertas a ideas y prácticas nuevas. Lo mismo ocurre cuando se toma a mal el intentar sobresalir en algo, es decir, cuando se condena más o menos tácitamente todo esfuerzo por superar la mediocridad. En resumen, si amas el progreso, no adoptes ni rechaces sin examen la novedad en sí misma. No toda adaptación, ya sea biológica o social, es buena por el solo hecho de haber durado mucho. 
No todo lo nuevo es bueno, y no todo lo viejo es malo. Hay que renovarse, pero al mismo tiempo hay que procurar mejorar. Como respondió aquel presidente mexicano cuando le preguntaron si era de izquierda o de derecha: "Ni lo uno ni lo otro. ¡Arriba y adelante!". - Mario Bunge - 100 ideas.