¿DONDE PONEMOS EL PONGO?

Parece evidente que en la sociedad catalana hay pocas ganas de volver a elecciones, la gente está más que harta de ir a votar para nada. El sentido común y la lógica pedirían que esto ocurriera. Ni maltratar fiscalmente a unas comunidades donde se infrafinancia en la mayoría de casos, y por supuesto, como siempre, en el caso de Catalunya. Ni que la politización del gobierno de los jueces fuera tan grosera. Pero estas situaciones han pasado, pasan y pasarán hasta que no se aborden los problemas de fondo que las explican. Aunque Sánchez se presuma de haber normalizado a Catalunya, en realidad lo que se pretende es dar por cerrado un capítulo de nuestra historia que no lo está. Y es que cuando tienes unos jueces que se rebelan contra una ley de amnistía, y pueden hacerlo y no les pasa nada, el problema no es a los políticos ni a los actores sociales que lo denuncian, que no se resignan y que no quieren que “normalizar” el mapa político pase sólo por hacer como que anomalías de este tipo no existen.

Estas anomalías democráticas de fondo todavía están ahí. Y no deberían hacernos tan pesadas las consecuencias, tanto como las causas profundas que las provocan. Por ejemplo, que solo se muevan cosas de verdad cuando se necesitan unos votos para sumar mayoría en el Congreso.

Hasta que esto ocurrió, para muchos de los que deciden, y los que no, Carles Puigdemont, además de pesado, era anécdota. El 23-J, pasó a ser solo pesado, intransigente, fugado, vamos, el enemigo número uno. Pero siete escaños lo cambiaron todo, y de repente pasaba a contar de nuevo y mucho en el tablero político. Sin embargo, hay con poder, y no sólo en Madrid, que preferirían que no volviera a Catalunya. Éstos se replantean su regreso, porque en el país ahora toca gobernar desde una postura convergente, a la antigua usanza Pujoliana, y no hay otra alternativa. Puigdemont es ahora el problema, no la solución, Marta Rovira ya lo ha entendido, y algunos miembros destacados de Junts también. Puigdemont no es más que un 'pongo' que molesta a unos y otros. Pero es, también, el trofeo de caza mayor que España está a punto de conseguir. Yo de Puigdemont, no volvería, hay muchos Bruto esperándole.

Publicar un comentario

0 Comentarios