BLOG DE FRANCESC PUIGCARBÓ

'JIMMY JUMP' PUIGDEMONT

¿Carles Puigdemont es Jimmy Jump? Cuando el comisario jefe de los Mossos olvida los galones y se atreve a comparar al expresidente con el espontáneo más famoso de los campos de fútbol y Eurovisión es que el mal infligido a la policía catalana es mayúsculo. Hubo poca institucionalidad en la reaparición de Carles Puigdemont. Su ejercicio de escapismo ha alterado el relato alimentado por Junts desde la intervención de la Generalitat en 2017, que ha transitado de la preservación de la presidencia hacia una cruzada personal contra el poder judicial español. Los Mossos son sólo una víctima colateral. Y la herida sangra. El comisario Eduard Sallent puede tener más pasado que futuro al frente de la policía catalana –su archienemigo Josep Lluís Trapero va hacia la dirección política del cuerpo– pero el señalamiento policial de Puigdemont y de los cargos de Junts es fruto de la impotencia. Pedir "la asunción de responsabilidades de las autoridades que apoyaron una acción delictiva" no exime a las de los Mossos. Gritar "ya basta de 'actuaciones desleales' de los partidos y de la colaboración 'inaceptable' de agentes con el expresidente" es un desahogo.


La autocrítica policial es una procesión que va por dentro y que se someterá al escrutinio público bajo la guía del magistrado Pablo Llarena. Los Mossos se la jugaban y perdieron, el expresidente regresó a Waterloo y se burló del Tribunal Supremo; pero ¿qué ha ganado? Puigdemont apuntaló su campaña electoral en dos premisas. Estaría presente en el Parlament en una investidura, aunque no fuera la suya, y dejaría la primera línea política si no era presidente. La dirección de Junts afirma que la primera parte se ha cumplido y que han cambiado las circunstancias respecto a la segunda. El argumentario postconvergente alega que el expresidente intentó llegar al Parlament, pero que el dispositivo policial desproporcionado lo hizo inviable. Denuncia una "asimilación entre independentismo y terrorismo" a cargo de la cúpula de ERC en Interior. El discurso a la defensiva tapa el desconcierto de los cuadros de Junts. Poca gente en la comitiva del expresidente tenían la información completa sobre el plan que se ejecutó. Se había trabajado sobre varios escenarios para su regreso, que se fueron amoldando a las circunstancias. "Los Mossos buscan a Puigdemont como la Guardia Civil buscó las urnas", denuncia ahora la cúpula de Junts. Sí. El viaje del expresidente se organizó como la entrada de las urnas en Cataluña en octubre de 2017: estrategias blindadas, información fragmentada... Y un fracaso policial. Con información de la vanguardia.

Todo ha sido mucho ruido por nada, pero no se trata de un drama Shakespeariano, sino de un vodevil en la línea de los vieneses. Puigdemont no ha ganado, y los Mossos tampoco. Ambos han perdido y lo que más molesta, lo que más jode, es que ha sido para nada. Al fin y al cabo, lo importante por Sánchez se ha conseguido, Salvador Illa ya es Presidente de la Generalitat, y eso de cara a unas nuevas elecciones en España es muy importante, y cuidado que en caso de producirse, Junts, ya no sería decisivo con los 7 o X diputados que pudiera sacar, Junts se ha quedado solo y Puigdemont amortizado y en Waterloo sin oficio ni beneficio, con Matamala de pagafantas. Todo ello lamentable y triste. No es circo, es el teatro Chino de Manolita Chen.

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