ROMANCE DEL TRAIDOR

El último rey visigodo, Rodrigo o Roderico o Rodericus, pasó a la leyenda, que en este caso es decir a la historia, como un monarca mujeriego, que a su afición por las mujeres sumó la obsesión por una doncella en particular. El romancero y la tradición nos cuentan –aunque hay varias versiones– que vio a la hija del conde don Julián, gobernador de Septa, o sea, de Ceuta, bañarse desnuda y a partir de ahí ya se lo pueden temer.
El rey no supo ni quiso contenerse y violó a Florinda La Cava, la hija de Julián, también llamado Julianus u Olbán. “Ella dice que hubo fuerza; él, que gusto compartido”. Julián, afrentado, facilita la llegada de los musulmanes a la Península y, tras la batalla de Guadalete –donde no sabemos si murió Rodrigo– cae no solo la monarquía de Toledo, sino que se inicia la dominación islámica de casi toda la Península. Por supuesto, todo fue más complejo. Y los historiadores aportan razones que, sin embargo, a veces también apuntan al papel esencial de Ceuta, que, de hecho, había dejado de ser visigoda hacía años para pasar de nuevo a manos bizantinas y luego fue tomada por, es de suponer, las mismas tropas musulmanas que acabarían cruzando el Estrecho. Las del Moro Muza, si seguimos por los derroteros legendarios. La presencia hispana en el norte de África viene de muy antiguo y decirlo no es más que señalar una evidencia. En fin, dejémoslo ahí y de paso reconozcamos que si un territorio tan extenso cayó tan rápidamente a partir de Guadalete y del año 711, hablar de los largos siglos posteriores como los de la Reconquista es un dislate, porque hubo invasión y hubo batallas y conquistas y alternancias de señores, religiones y dominios, pero nada fue ni súbito ni ajeno a la vecindad, las relaciones de comercio y poder militar y lo que podríamos llamar las condiciones geoestratégicas. Y por descontado que tuvieron que influir en la rápida progresión de Táriq­ ibn Ziyad –o sencillamente Tarik– las disputas por la sucesión a la corona visigoda. Los que llegaron y triunfaron eran probablemente bereberes, más de uno lo podríamos identificar como yemení y de hecho sabemos mucho más de la batalla de Guadalete por las fuentes árabes que por las cristianas.
Volvamos al romancero. El rey Rodrigo derrotado se refugia en una cueva y allí le acomete una gran sierpe, que le ataca y ante la que Rodrigo exclama: “Ya me come, ya me come, por do más pecado había”.Creo que ya difícilmente se lee este romance en nuestras escuelas, pero en otros tiempos este verso desataba la hilaridad del alumnado, al imaginarse qué parte de la anatomía del rey había pecado y por dónde la serpiente lo devoraba. Había que esperar a la continuación, tras una pausa dramática del profesor, para saber que el monstruo había ido “en derecho al corazón, fuente de mi gran desdicha”. Así desaparece Rodrigo, sepultado vivo con un animal que le sigue royendo su corazón de traidor. Como el mayor traidor pasa también a la historia Julián, que proporcionó barcos a Táriq, mientras que la suerte de La Cava es diversa pero siempre desgraciada. Tal vez tuvo un hijo de Rodrigo –hay leyendas de su fantasma– o no, o se recluyó en un convento o se suicidó. Sin comentarios…Viejas historias de traidores y de una Ceuta que pudo ser la llave para que cayese un reino. En este verano algunos se han comido su propio corazón y se empeñan en tomar la emigración africana por una invasión y no ofrecen otra solución que gritar traidor a cualquiera que intente comprender y hasta ayudar. ¡Otra vez regresa el mito de la Reconquista y se presenta a España como una fortaleza asediada! Por supuesto, sería de una candidez absoluta negar las dificultades de la integración y no hay más que fijarse en el estado actual de los derechos de las mujeres en la mayoría de los países musulmanes, pero hablar de bloqueo naval, de usar todavía más la fuerza y hacer la frontera infranqueable nos lleva directamente a los desvaríos de Trump y asimilados. Lo dicho, algunos, ya sin corazón, suben la apuesta electoral con indiferencia absoluta por las consecuencias. Es probable que la España de las tres culturas conviviendo armónicamente sea otro mito, pero es preferible al de polvo, sudor y hierro, el Cid cabalgaba. Nota bene: el Cid cabalgaba hacia el destierro.
Romance del traidor - un artículo Daniel Fernández.

Publicar un comentario

0 Comentarios