¿Cómo hay que vivir? La respuesta está en los clásicos y en Los Simpson. La educación, la libertad o la verdad ya fueron estudiadas en la Grecia clásica por los grandes pensadores y entonces como son elementos que nos moldean individualmente pero también como sociedad Todas las preguntas y algunas respuestas ya se formularon en la Grecia clásica o en Los Simpson, en los escritos platónicos o en los diálogos de la mítica serie. Con permiso de Homer y su familia recurriremos a la cuna de la filosofía occidental para plantear una duda que Sócrates expone en Calicles al Gorgias, un escrito platónico en el que discuten sobre la justicia, el poder y otros elementos que rigen en la sociedad. La pregunta en cuestión es: ¿Cómo vivir? Sócrates, cuyo método estaba basado en el diálogo, argumenta que el hecho de que una persona sea poderosa no la convierte en superior y que en el caso de los gobernantes la obligación del político es trabajar para una mejor sociedad y evitar una retórica que sólo busque dar siempre la razón al pueblo. Entienda este resumen como un punto de partida para llegar a hoy cuando los prejuicios están configurando (a peor) muchas identidades individuales y colectivas. Si una película ha reflejado con acierto la vinculación entre educación y libertad probablemente sea El club de los poetas muertos. “Cuando lean, no consideren sólo lo que el autor piensa, consideren lo que ustedes piensan”, les enseña el maestro Keating a sus alumnos. No es muy distinto al principio aristotélico que argumenta que todos los seres humanos estamos hechos para mirar y saber. Lo que sepamos condicionará, al menos en parte, nuestra forma de vivir así como la percepción que tengamos de la sociedad y ser más o menos inconformistas dependerá de la libertad mental con la que hayamos aprendido a pensar. Éste es el hilo que va desde los discípulos de Sócrates a los estudiantes de la estricta escuela de la película que protagonizó Robin Williams. "La verdad es ese tipo de error sin el que un determinado tipo de seres vivos no podría vivir", simplificó Nietzsche. Seguro que les vienen nombres a la cabeza para dar la razón a don Friedrich. Sea como consuelo o mejor protección contra los envites a la democracia, en todo caso no queda otra que luchar contra las mentiras y “la corrupción mental” a través de la verdad y el pensamiento libre. Para intentar que no quede. Y recordar cómo diría José Saramago: el Universo nunca sabría que Homer escribió la Ilíada y otro Homer, más importante aún que el otro, el Simpson, trabajaba en una Central Nuclear en Springfield. Sócrates, tampoco.
Deslizamientos
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Que todo sea fácil se ha convertido en una comodidad que nos arruina.
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