Dos de los equipos que no se han quejado de la concesión de la cautelarísima del CSD a los dos jugadores del Barça, han sido Celta y Sevilla, siendo comprensible su silencio, por la parte que les toca. Su caso es mucho más grave, ocurrió en verano de 1995, en concreto el 1 de agosto, cuando la Liga hizo público un comunicado en el que anunció el descenso administrativo en Segunda B del Celta y el Sevilla.
El motivo de la pérdida de categoría se debía a los retrasos al presentar una transferencia económica, que hacía de aval y que representaba el cinco por ciento del presupuesto de cada club, sirviendo como futura provisión de deudas, como exigía la Ley del Deporte. Estos dos avales ascendían a 85 millones de pesetas en el caso del Sevilla y 45 en el del Celta. Sus plazas serían ocupadas por los dos equipos que habían bajado esa temporada: el Albacete y el Valladolid. Las reacciones no se hicieron esperar. Los aficionados de ambos clubs salieron a las calles de Sevilla y de Vigo para manifestarse y protestar ante una decisión que, a su juicio, era completamente injusta. Por otra parte, los dos conjuntos que se habían salvado del descenso en los despachos no querían ni oír hablar de volver a descender. Ante la presión de unos y otros, La Liga se vio obligada a tomar una decisión que contentara a ambas partes, por lo que optó el 16 de agosto de 1995 por readmitir al Sevilla y al Celta en una asamblea extraordinaria. Finalmente, se mantuvieron los cuatro equipos en la máxima categoría y, de esta forma, la competición tuvo veintidós equipos en la temporada 1995-96 y también durante la siguiente.
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