Los dirigentes de Vox no se prodigan en los medios de comunicación. Su forma principal de llegar a los votantes es otra: el teléfono móvil. El smartphone es la extensión de las manos de los jóvenes. La consecuencia es que Vox es claramente la primera fuerza entre los potenciales votantes menores de 35 años, con permiso de la abstención, según reflejó un sondeo de 40db muy difundido este lunes en X. Otro dato: Vox es un partido con mayor porcentaje de voto entre la clase baja que entre la clase alta. “El futuro es nuestro”, celebró el partido.
El proyecto de Vox se basa en dos pilares fundamentales: inmigración (es, cuando menos, paradójico que la generación que más ha convivido con la inmigración sea la que más apoya ideas exclusivas) y combate a las políticas de la izquierda, esencialmente las medioambientales. Pero hay otro aspecto que explicaría el masivo apoyo juvenil a Vox: las condiciones de vida. La generación con más posibilidades de la historia es, posiblemente, la más precaria desde el punto de vista económico. Si la mayoría no contara con la ayuda de sus progenitores, sería inviable desarrollar un proyecto vital. Ahí está apuntando Vox. “Las clases medias y trabajadoras de España han perdido poder adquisitivo por culpa de las recetas del socialismo rojo y azul”, proclamaba recientemente el diputado José María Figaredo.
El ascenso demoscópico de Vox en los sondeos coincide con un debate que se está produciendo también en las redes sociales sobre la situación económica de los jóvenes y las pensiones. Multitud de cuentas están poniendo en duda un sistema con un argumento peligroso: los jóvenes estamos contribuyendo al pago de unas pensiones que cada año se revalorizan por encima de nuestros sueldos, unas prestaciones que, además, nosotros no vamos a percibir, vienen a decir. El éxito es tal que ya hay quien está empezando a definir el sistema de pensiones como “una estafa piramidal”. Y eso está calando, especialmente entre los mismos jóvenes. Albert Rivera se sumó hace unos días al comentario. “Enfrentar a los mayores con los jóvenes es mezquino”, les ha respondido el secretario general de UGT, Pepe Álvarez. Esto existe también en el mundo académico porque, en efecto, hacen falta ingresos para sostener el sistema de pensiones. Pero resulta aventurado, como mínimo, dedicarse a torpedear un modelo cuando lo que de verdad está fallando es la precaria situación de muchos jóvenes. De esos polvos, estos lodos demoscópicos.
El futuro no está escrito, y no parece que la contienda electoral se vaya a librar a corto y medio plazo, a tenor de las declaraciones de Pedro Sánchez. Lo que sí parece evidente es que una parte de la juventud está encontrando simpatía por una formación que ya llegó a 52 diputados y que sabe dar respuestas sencillas a esa rebeldía. La izquierda y, sobre todo, el PP han de estar alerta. La ola Trump les puede arrasar. - Fernando H. Valls en la vanguardia.
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