"¿Hacer un diario solo con la inteligencia artificial (IA)? A quién lo haga, le deseo buena suerte. La necesitará", dice sarcástico Claudio Cerasa, director del diario italiano Il Foglio. Cerasa sabe de lo que habla. Es lo que días atrás hizo él: poner en venta por un mes, de martes a viernes y junto con el rotativo en papel de siempre, también una edición producida íntegramente por IA, en un momento en el que los medios debaten precisamente sobre cómo usar esta tecnología.
Las primeras conclusiones de la iniciativa de Il Foglio IA han puesto de manifiesto algunas obviedades derivadas de la naturaleza intrínseca de la IA y de su nivel de desarrollo actual. Una de las más significativas: la IA no redacta artículos y ofrece información nueva, reescribe (o reelabora) contenidos a partir de noticias que periodistas humanos han escrito previamente. Y, por el momento, con el riesgo añadido e inquietante de la desinformación.
En lo que va del proyecto, otra de las grandes constataciones es que, además, la AI comete inexactitudes y errores, en algunos casos también graves. "La plataforma a la que le hemos pedido escribir los artículos de Il Foglio IA es ChatGPT Pro [la versión avanzada, de pago y mejor que la gratuita] y requiere siempre de supervisión y revisión humanas. ¿La razón? Un ejemplo: se resiste a aceptar que Donald Trump es el actual presidente de EEUU", afirma, durante una presentación de la iniciativa en la redacción del diario en la que participó EL PERIÓDICO.
Tanto es así que, si el humano supervisor no conoce adecuadamente el argumento del artículo que debe producir la IA, los riesgos se multiplican. La explicación está en la interacción en sí entre el periodista y la IA que, en el caso del experimento de Il Foglio, empieza con el periodista pidiéndole a la IA redactar un artículo a través de una pregunta que éste escribe en la plataforma.
"Si la pregunta no se formula de una forma correcta, si es demasiado genérica o no se precisa el contenido que el artículo debe incluir y relacionar, el riesgo de que la IA se equivoque o haga trampa es bastante mayor, y ese es un desafío constante. Incluso cuando se detalla la línea editorial, el resultado no siempre es el esperado", cuenta Nicola Contarini, uno de los reporteros encargados del proyecto de este diario de línea liberal y conservador fundado en 1996. "Cuando antes hablábamos de la posibilidad de que la IA reemplace a los periodistas, eso me daba algo de miedo. Pero, desde que he empezado a trabajar con la IA, me siento mucho más tranquilo; este temor se me fue bastante rápido", añade.
Walter Quattrociocchi, data scientist y experto en AI y algoritmos, no se anda con rodeos al calificar de "delirante" solo el pensar que se puede usar la IA para escribir artículos periodísticos. Esto porque, claro está, la IA tampoco tiene ni ética ni conoce la deontología, con la consecuencia colateral inevitable de la desinformación, subraya el experto.
La razón es que la IA puede "generar información falsa, simplificar temas complejos y producir contenidos que parecen creíbles incluso cuando no lo son", dice Quattrociocchi. "Pero, sobre todo, puede insertar textos generados automáticamente en un formato periodístico con el riesgo de legitimar la idea de que la información puede ser producida sin responsabilidad", explica el analista.
Por eso, en su opinión, la amenaza está en la industria. "Muchos, especialmente entre los editores, no tienen claro cómo funcionan estos modelos y creen que de verdad puede sustituir el trabajo periodístico", destaca. No obstante, "los modelos generativos no 'saben' nada: predicen la siguiente palabra en función de textos pasados [...] y no está claro cómo seleccionan los contenidos", agrega, haciendo hincapié en el (otro, mayúsculo) problema de las fuentes que la IA elije para sus elucubraciones.
¿Quién controla que se trate de fuentes fiables? Por no hablar del derecho a la libertad de expresión o el estilo periodístico. Cerasa, el director, finalmente lo admite. "Lo que estamos viendo es que la calidad de la información producida por la IA está a años luz de la de nuestros periodistas, que hacen un trabajo bastante mejor", confiesa el periodista y antiguo bloguero, al agregar que momentáneamente solo se están señalando a los lectores los errores más graves y que solo cuando el proyecto finalice, el próximo 11 de abril, se hará un compendio más completo de todas las equivocaciones.
Cerasa añade que aún así su redacción ha acogido positivamente la idea y que no se arrepiente de haber creado Il Foglio IA. "Nuestro objetivo era que se hablase sin miedo de este tema. Es necesario que empecemos a tomar las riendas de este debate y no nos dejemos gobernar por las tecnologías. Creo que en eso estamos teniendo éxito. Están escribiendo y hablando de nosotros en todo el mundo", afirma, al recordar que además su diario es una realidad pequeña (22 periodistas) que se jacta de sus ideas desinhibidas y provocadoras.
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