Como sabrá quién haya realizado alguna vez un examen convencional, desarrollar en veinte minutos o en menos la respuesta a una pregunta requiere una importante actividad cerebral. Disponer de acceso ilimitado a la inteligencia artificial (IA) sin duda aliviaría nuestra carga mental. Ahora bien, un estudio reciente realizado por investigadores del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) indica que esa ayuda puede tener un coste.

¿LA IA NOS VUELVE MÁS ESTÚPIDOS? Se preguntan en The Economist, pero quién mejor para saber la respuesta que preguntar a la propia IA, en este caso, a Gemini y Copilot. La imagen de portada ha sido generada por la IA Gemini.


 ¿Nos está Volviendo la IA más Estúpidos? - GEMINI


La inteligencia artificial (IA) ha pasado de ser una promesa futurista a una realidad omnipresente en nuestro día a día. Desde asistentes de voz hasta algoritmos de recomendación, la IA está redefiniendo cómo interactuamos con la información y resolvemos problemas. Sin embargo, en medio del entusiasmo por sus capacidades, ha surgido una preocupación creciente: ¿está la IA, paradójicamente, haciéndonos menos inteligentes?

Si bien no hay un estudio específico de The Economist que afirme directamente que la IA nos vuelve "más estúpidos", la revista y otras publicaciones han abordado ampliamente los impactos cognitivos de la IA, explorando cómo su uso puede influir en nuestras habilidades de pensamiento crítico y nuestra capacidad para retener información. La preocupación central no es que la IA nos transforme en seres sin cerebro, sino que altere la forma en que pensamos y procesamos la información, con posibles repercusiones negativas en nuestras facultades cognitivas a largo plazo.

La Delegación Cognitiva y sus Riesgos - Uno de los argumentos principales es que la facilidad con la que la IA puede realizar tareas complejas, desde redactar correos electrónicos hasta analizar datos, nos lleva a una "delegación cognitiva". Al externalizar gran parte de nuestro proceso de pensamiento a las máquinas, corremos el riesgo de atrofiar nuestras propias habilidades mentales.

Un estudio reciente del MIT, por ejemplo, ha señalado que los usuarios de modelos de lenguaje grandes (LLMs) como ChatGPT mostraron una conectividad cerebral más débil en comparación con quienes realizaron tareas de escritura sin ayuda de IA. Los investigadores observaron que los estudiantes que utilizaban IA para redactar ensayos tenían una menor actividad cerebral y una capacidad reducida para recordar detalles de sus propios escritos. Esto sugiere que, al dejar que la IA haga el "pensamiento pesado", nuestro cerebro se compromete menos en el proceso, lo que podría afectar nuestra memoria y nuestras habilidades de pensamiento crítico.

El Peligro de la Complacencia Intelectual - Otro punto clave es la confianza excesiva en los resultados de la IA. Si dependemos ciegamente de las respuestas generadas por los algoritmos sin un escrutinio crítico, podemos caer en un estado de "piloto automático intelectual". Investigaciones de Microsoft y Carnegie Mellon han demostrado que cuanto más confían los usuarios en las salidas de la IA, menos escrutinio mental aplican. Esto puede llevar a una disminución en el compromiso analítico, donde los profesionales pasan más tiempo verificando lo que la IA ha producido en lugar de generar sus propias ideas o soluciones desde cero.

Imaginemos un gerente que, en lugar de idear un plan detallado, simplemente solicita uno a la IA y lo envía sin una revisión exhaustiva. Si bien la productividad inicial puede parecer alta, el proceso elimina la necesidad de un pensamiento profundo y la consideración de matices, lo que podría llevar a decisiones menos óptimas a largo plazo.

¿Una Herramienta o una Muleta? - La cuestión no es si la IA es intrínsecamente "mala" para nuestra inteligencia, sino cómo la utilizamos. Cuando se emplea como una herramienta para amplificar nuestras capacidades, la IA puede ser increíblemente beneficiosa. Puede automatizar tareas mundanas, liberar ancho de banda mental para el pensamiento creativo y la resolución de problemas complejos, y democratizar el acceso a la información y el conocimiento.

Sin embargo, cuando la IA se convierte en una muleta, una sustituta de nuestro propio esfuerzo cognitivo, es cuando surgen los riesgos. La clave reside en mantener y cultivar un enfoque consciente y cuestionador. Debemos entrenar nuestras mentes para ser discernidoras, para evaluar críticamente la información y para seguir ejerciendo nuestras capacidades analíticas y creativas.

El Futuro de la Inteligencia Humana en la Era de la IA - La IA está aquí para quedarse, y su impacto en la sociedad y la cognición humana seguirá evolucionando. Para evitar que nos "vuelva más estúpidos", es crucial: 

Fomentar el pensamiento crítico: En educación y en la vida diaria, debemos enfatizar la importancia de cuestionar, analizar y sintetizar información, en lugar de simplemente aceptarla.

Promover el uso consciente de la IA: Debemos aprender a usar la IA como un colaborador inteligente, no como un reemplazo para nuestras propias mentes. Esto implica saber cuándo confiar en ella y cuándo profundizar, verificar y aportar nuestro propio juicio.

Desarrollar la "alfabetización en IA": Comprender cómo funciona la IA, sus limitaciones y sus sesgos es fundamental para interactuar con ella de manera inteligente y efectiva.

En última instancia, el debate sobre si la IA nos vuelve "más estúpidos" subraya una verdad más profunda: la responsabilidad de mantener y mejorar nuestra inteligencia recae en nosotros. La IA es una herramienta poderosa; cómo la empuñemos determinará si nos eleva o nos limita.


🧠 ¿Nos vuelve idiotas la inteligencia artificial? - Copilot


Vivimos rodeados de pantallas, algoritmos y asistentes virtuales. Todo lo que antes requería esfuerzo—buscar, escribir, pensar—ahora lo hace la IA por nosotros. ¿Estamos volviéndonos más productivos o simplemente más cómodos? ¿Más rápidos… o más tontos?

🤖 Cerebros en modo avión  - Un estudio del MIT reveló algo inquietante: cuando los estudiantes redactaban textos con ayuda de ChatGPT, su actividad cerebral relacionada con la creatividad y la atención bajaba drásticamente. Es decir, pensaban menos. ¿Es esto eficiencia o negligencia cognitiva?

Y no es solo cuestión de estudiantes. Un estudio citado por The Economist encontró que muchos trabajadores del conocimiento se sienten más eficaces usando IA… pero en tareas que apenas requieren pensar. El pensamiento crítico, ese músculo que mantiene despierto el cerebro, queda relegado.

🔁 El círculo vicioso de la pereza mental - Cuanto más usamos la IA para pensar por nosotros, menos pensamos. Y cuanto menos pensamos, más necesitamos que la IA lo haga. Así nace la “atrofia cognitiva asistida”: una especie de decadencia mental inducida por el confort digital.

👁️ ¿Es culpa de la IA… o nuestra? - La inteligencia artificial no es el enemigo. El problema es cómo la usamos. Si la tratamos como sustituto de nuestras neuronas, acabaremos sin neuronas. Pero si la usamos como trampolín para ir más lejos, puede ser una aliada poderosa. Algunas aplicaciones incluso están diseñadas para hacernos pensar más, no menos. Asistentes que interrumpen con preguntas incómodas o retos inesperados han demostrado activar zonas cerebrales que normalmente dormitan.

🎓 Cuidado con los más jóvenes - En el mundo educativo, la alarma es mayor. ¿Qué pasa cuando los niños y adolescentes delegan sus deberes en IA? Lo que se pierde no es solo conocimiento, sino la oportunidad de construir redes neuronales vitales para el pensamiento complejo.

🔧 ¿Qué podemos hacer? - 

- Usar la IA como espejo, no como muleta.

- Alternar tareas automáticas con desafíos reales.

- Diseñar y promover herramientas que estimulen el juicio, no que lo reemplacen.

No se trata de demonizar la tecnología, sino de mirarnos en ella. ¿La IA nos vuelve estúpidos? Solo si le cedemos el control. El reto está en mantener viva la chispa del pensamiento en medio de la automatización.

Imagen generada por la IA Copilot

Imagen generada por la IA Gemini