LA CATÁSTROFE DE LAS PENSIONES


Desde el momento en que empezamos a trabajar, nuestras cotizaciones dejan de pertenecernos para convertirse en un puente entre generaciones. Con cada nómina, alimentamos las pensiones de quienes nos precedieron, al tiempo que garantizamos, en teoría, la nuestra cuando llegue la jubilación. Este pacto, tan sencillo como olvidado, define la esencia de nuestro Estado de bienestar.

La mecánica invisible del reparto - El sistema público de pensiones funciona con una lógica de acto y reacción: hoy aporto para cubrir a los jubilados, mañana otros aportarán para cubrirme a mí. No existe una cuenta personal donde se acumule cada contribución, sino un flujo constante que atraviesa la sociedad. Al crecer la esperanza de vida y reducirse el número de nacimientos, ese flujo se estrecha, y las alarmas se disparan.

Solidaridad o sacrificio - A menudo se presenta el debate como una pugna generacional: jubilados versus jóvenes. Sin embargo, esa visión fragmentada olvida que todos formamos parte del mismo engranaje. Los pensionistas de hoy no son privilegios injustificados; son los beneficiarios de aportaciones pasadas. Y los trabajadores de ahora, mañana lo serán. Esta cadena ininterrumpida no es un lujo, sino el corazón de nuestro contrato social.

La urgencia de revisar las reglas - Con todo, el equilibrio se ha resquebrajado. La disminución de cotizantes y el aumento de la esperanza de vida obligan a replantear parámetros: la edad de jubilación, la fórmula de cálculo y el incentivo al ahorro personal. No se trata de abandonar la solidaridad, sino de actualizar sus condiciones para que siga siendo viable.

Más allá de la rivalidad generacional - Conviene trascender la tentación de culpar a un colectivo por “cobrar sin trabajar”. El verdadero problema reside en la falta de diálogo y en la rigidez de un sistema pensado para otro momento histórico. Solo un gran acuerdo político y ciudadano, que incluya a jóvenes, mayores, empresarios y trabajadores, permitirá rediseñar un modelo sostenible.

Un llamamiento a la corresponsabilidad - Cada nómina, cada aportación, es un voto de confianza en ese pacto intergeneracional. Reconocerlo y asumirlo es el primer paso para una discusión madura. Cotizar para los anteriores no es un abuso, sino un gesto básico de solidaridad. Del mismo modo, debemos exigir que las generaciones futuras reciban lo que hoy garantizamos.

La siguiente gran reforma de las pensiones no será un triunfo de unos sobre otros, sino el triunfo de la conciencia colectiva. Solo así mantendremos viva la promesa de un sistema en el que todos, en algún momento, seremos beneficiarios y, en otro, garantes de quienes vengan detrás. 

Santiago Niño Becerra declaró en una entrevista a Noticias de Trabajo el 1 de julio de este año que “el sistema de pensiones tal y como lo conocemos ha muerto y los jóvenes no van a tener” y advirtió de que los ingresos del sistema son inferiores al gasto que generan las prestaciones, planteándolo casi como un colapso inevitable.

En otro orden de cosas, el señor Manuel Pons en una carta a el periódico, decía el pasado mes de mayo: "Queridos mayores, os respetamos y agradecemos lo que habéis construido, pero también tenemos derecho a decir lo evidente: nos habéis dejado un esquema donde las pensiones actuales se pagan con nuestras cotizaciones, no con lo que cada uno aportó. Eso, en el mundo privado, sería delito. En el público, es política...

... y en la vida real, Sr. Pons es, en su caso, ignorancia, de como funciona el sistema de pensiones en España, o eso o que usted actúa con mala fe en la línea de Vox, lo que aún es peor. Por cierto, señor Pons, nuestras pensiones en gran parte las están pagando los inmigrantes que trabajan seguramente más que usted y en peores condiciones. Como es el caso del temporero de 62 años, muerto por un golpe de calor en Alcarràs.

2 comentarios:

  1. Hay dinero para lo de siempre y los de siempre: mordidas, corruptelas, comilonas, comisiones y dietas. De eso nunca se habla.

    ResponderEliminar
  2. Aquí te dejo unos datos que he dejado en el bloc en catalán.
    ¿Cómo se calcula? Gasto en pensiones:
    Mensual: 13.455,6 millones €
    Anual: 13.455,6 × 12 = 161.467 millones €
    Pero si incluimos otras prestaciones contributivas (viudedad, incapacidad, etc.) y la revalorización, el gasto total asciende a 216.000 millones €.

    Ingresos por cotizaciones: En 2024, fueron unos 162.000 millones €.
    En 2025, con el aumento de afiliados y bases de cotización, se estima un crecimiento del 5% al 7,5%, lo que nos da entre 170.000 y 174.000 millones €.
    Déficit: 216.000 millones € (gasto) − 170.000 millones € (ingresos) = 46.000 millones € de déficit
    📉 ¿Cómo se cubre ese déficit?
    Transferencias del Estado: El Estado aporta fondos desde los Presupuestos Generales para cubrir el déficit.
    Fondo de Reserva: Aunque casi agotado en años anteriores, se ha reactivado con aportaciones extraordinarias.
    Reformas estructurales: Como el Mecanismo de Equidad Intergeneracional (MEI), que busca reforzar la sostenibilidad del sistema.
    Según las últimas previsiones oficiales, el Fondo de Reserva, conocido como la “hucha de las pensiones”, terminará el año 2025 con 14.000 millones de euros.



    ResponderEliminar