A partir del día de hoy en España y una de sus colonias, Cataluña no se puede fumar en ningún espacio público cerrado. La medida es correcta dado protege a los fumadores pasivos y el sentido común nos dice y ya sabemos que fumar no es bueno. Otra cosa es decir que los fumadores cuestan 600 millones de euros al año a la Sanidad catalana como publica hoy el digital ARA. Mentira y falacia donde las haya. Vamos por partes, la gente en general tiene la costumbre de morirse toda ella sin excepción, punto número uno, y suele hacerlo casi siempre de las tres CES: Corazón, Cáncer o Carretera, o bien de viejo como  Carrillo cuando lo haga que todavía no.
Los fumadores pues acaban muriendo de lo mismo que los que no fuman y posiblemente, si el tabaco es tan nocivo como dicen para su salud, lo hacen antes, ahorro que tiene el estado en gasto sanitario por longevidad, que el personal no fumador cada día llega a más años de vida convenientemente drogado y atibirrado de pastillas por receptadores oficiales de droga legal médica del Estado, que no les basta con eso y últimamente se dedican a drogar criaturas a base de antibióticos, Ventolin y lo que haga falta.

He visto morir abstemios de cirrosis y no fumadores de cáncer de pulmón, y he visto morir alcohólicos de cirrosis y fumadores de cáncer de pulmón, por lo tanto teniendo en cuenta que el coste final de gasto público sanitario es el mismo, pero los fumadores, sobre los impuestos que paga cualquier ciudadano aspirante a cadáver, pagan los impuestos del tabaco, o sea que contribuyen más a las arcas del estado que un no fumador, y su finiquito con la vida cuesta exactamente lo mismo, creo que se lo deberían mirar y hacer pagar más impuestos a quienes no fuman para evitar un agravio comparativo a los fumadores.

Decía Terenci Moix que prefería morir de Sida en Egipto que de aburrimiento en Barcelona, y acabó muriendo en Barcelona por el tabaco y sus excesos variados bastante antes de lo que le correspondía. Y en esto estamos, se ha acabado el vivir peligrosamente, fumar, beber, conducir borrachos, ir a más de 80 por hora, toda una serie de comportamientos hasta hace poco considerados normales y que ayudaban en cierta manera a vivir y causar víctimas como selección natural de la especie. Se acabó el vicio y la anarquía, todo está ordenado, dispuesto y controlado. Como en el chiste de Eugenio cuando un médico le dice al paciente: si no deja de fumar vivirá sólo diez años. Y si dejo de fumar viviré más tiempo? pregunta el paciente. ¡No! contesta el doctor, pero si deja de fumar se le hará más largo.

En resumen, viviremos más y más sanos y no nos matará el tabaco ni el alcohol, pero nos moriremos víctimas de la estupidez y el aburrimiento. Y además se nos hará muy largo, como a Terenci aburridamente largo.