Esta madrugada a las 6:30 se cumplirán 70 años del fusilamiento del presidente de la Generalitat en el fossat de Santa Eulàlia en el recinto del castillo de Montjuïc. La dignidad con que se comportó en los últimos momentos de su vida y el juicio infumable y vengativo a que fue sometido han dado a su figura la categoría del héroe nacional que tal vez no fue.
Y hay que reconocer esta entereza y dignidad en estas útima horas, entereza y dignidad que le faltaron como Gobernante, en unos tiempos muy convulsos donde se encontró en medio de una guerra que no quería pero a la que si vio abocado, y que con su carácter débil no supo gestionar ni con firmeza ni con habilidad.
"Por Cataluña!" gritó momentos antes de ser fusilado, con los pies desnudos para sentir el contacto de su tierra por última vez. "Moriré sereno y muy tranquilo por mis ideales ..., y sin sombra de rencor", dijo antes de su ejecución.
Bastante glosaron mañana su figura en este aniversario, lo que hay que remarcar es que Lluís Companys ha sido el único Presidente del Gobierno democrático de un país Europeo en el siglo XX fusilado injustamente tras una pantomima de juicio por un vengativo y sediento de sangre gobierno ilegal y fascista, ante la pasividad del resto de países de la actual Comunidad Económica Europea.
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