BLOG DE FRANCESC PUIGCARBÓ - ÚLTIMOS ESCRITOS

LA INDEPENDÉNCIA EMOCIONAL


"El apoyo a la independencia de Cataluña se eleva hoy al 37% mientras que el rechazo a la independencia cae al 41%, según una encuesta del Instituto Noxa para La Vanguardia de hace unos meses. Esto sitúa la diferencia en sólo cuatro puntos, mientras que en noviembre de 2008 la diferencia era de 14 puntos y en octubre de 2009, de once.
El independentismo crece especialmente entre los votantes del PSC, que hace dos meses daban apoyo a la independencia en un 22% y actualmente ya asciende al 35%. Los votantes de CiU siguen divididos, con porcentajes a favor y en contra en torno al 40%, mientras que en ICV-EUiA un 41% está ahora a favor y un 51%, en contra. Ocho de cada diez votantes de Esquerra apuesta por la independencia, mientras que tres de cada cuatro del PP la rechaza .... y hasta aquí el bonito cuento de la lechera.
 

La realidad es que en los últimos meses se ha producido un aumento del independentismo emocional, producto del catalán cabreado, del catalán cansado, del catalán en crisis. Pintan bastos, y en nuestra sociedad ha cuajado la idea de separarnos de ese lastre pesado, anticuado y oneroso dicho España. Pero no por un sentimiento de Patria, de País, simplemente `por agotamiento, aburrimiento, por la constatación de que ès un mal compañero de viaje con el que no vamos a ninguna parte y con la creencia - dudosa - que sin ella iríamos mejor, según cuentan los números que con relativa buena fe presentan algunos eruditos pro independentistas.
 

Mi postura sobre estos conceptos de Patria, Nación, es clara. Vivo en el siglo XXI, y soy consciente de que estos conceptos son anticuados y no tienen ninguna razón de ser a día de hoy, es más, parece se deberían ya de haberse superado del todo. No se puede construir el futuro con conceptos del siglo XIX, que es cuando se formaron las naciones. Soy de los que se cree (los pocos) el concepto de Europa y el hecho de ser y considerarme Europeo, aunque el proyecto está aún en pañales y avanza lentamente, muy lentamente. 

Se va, o deberia irse en el camino de una Europa unida y fuerte y aquí vamos a la fragmentación que es exactamente al revés, todo porque estamos hartos de este ente anquilosado que se España, sin darnos cuenta en que muchos de los defectos que le criticamos los compartimos casi con entusiasmo. Compartimos la patética mediocridad de representantes políticos (suerte que ahora vuelve a la política Catalana Kid Corbacho), con los que no se puede ir a ninguna parte. No tienen ni hoja ni ruta, y para protegerse del sol en vez de poner la palma de la mano como los indios en horizontal lo ponen en vertical, de modo que lo más lejos que ven es su barriga o las puntas de los zapatos.

El espectavle vodevilesco, de sainete de la Izquierda Independentista con sus fraccionamientos fraccionados en facciones es lamentable y debe dar una sensación de desencanto en la gente que cree en la independencia. Laporta, Carretero, Izquierda, López Tena, la Cup y algún otro grupúsculo que aún puede salir. Un auténtico desbarajuste.

Y con este panorama vamos a unas elecciones que se harán antes de acabar el año,  en que a la hora de la verdad tendremos el voto polarizado de siempre entre PSC y CiU con la tendencia a subir los Convergentes, la derrota de Esquerra e ICV y la fragmentación de los partidillos independentistas que no harán gran cosa ninguno de ellos pero tocarán los bemoles a los demás, y estaremos donde siempre, en la tierra del nunca jamás. O sea que después de las elecciones, esta independencia emocional se quedará en nada, y se tiene la percepción de que para este viaje no hacía falta sufrir tanto como hemos sufrido con la redacción fulgor y muerte del Estatuto y todo lo que ha habido en medio, TC incluido.

Y en todo este asunto, ¿que dice España? Nada, saben de viejo que somos inofensivos, que como un perro quedamos quietos al ladrar bordo pero no mordemos y que en esta cuestión como en otras solo nos quedamos con el elegante e impúdico hecho del gesto, en un eterno coitus interruptus. Hay un viejo chiste de Woody Allen en Annie Hall que sería el imaginario de cómo nos contempla España:

"Doctor, mi hermano está loco, se cree que es una gallina ...
Y porqué que no le ingresa en un manicomio? - Le pregunta éste. -Verá, dice Allen .... es que necesito los huevos. "

Y es que, como israelíes y palestinos, estamos condenados a entendernos. "
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