Sánchez Dragó y las amistades peligrosas de Doña Espe.



En todas las cortes, de siempre ha habido algún que otro bufón, pero en el caso de la corte madrileña de la Señora Esperanza Aguirre y Gil de Biedma, hay un cierto obervooking, Boadella, Neira (ahora en stand by), Tele Madrid en peso, Intereconomía, y Fernando Sánchez Dragó. Sanchez Dragó es un personaje fascinante y repulsivo al mismo tiempo. Es brillante, barroco, hiperbólico, listo, inteligente, escribió una novela francamente muy interesante que a los que la leímos nos cautivó Gárgoris y Habidis. . . . , Pero, es también un fantasma y un bocazas que de todo lo que explica de su vida, yo, yo, yo, tienes que rebajar al menos la mitad de la mitad.

Digo esto porque el asunto de las dos jovencitas de 13 años seguramente debía ser una sola chica de dieciocho y a lo mejor sólo cruzaron una mirada por la calle y él se imaginó el resto, y no estoy intentando justificarlo, simplemente me imagino la situación de como fué realmente a como la ha descrito el personaje.

Estaríamos de acuerdo en que ha acabado siendo una triste parodia de sí mismo a medida que se ha ido haciendo mayor y ha sido incapaz de entenderlo y menos aún de aceptarlo, pero no parece que sea un pederasta ni un idiota, o al menos un idiota inculto. De hecho, su novela de las conversaciones con Boadella (otro que tal) hace ya tres meses que salió publicada, y o nadie se lo ha leído o quienes lo han hecho, conociendo al personaje no hay dado más importancia al hecho comentado de las menores de edad japonesas. Por cierto, que su esposa 38 años más joven que él lo es de japonesa.

Lo que es más patético una vez el tema ha salido en los medios, son sus torpes explicaciones y la defensa encarnizada que de él ha hecho su amiga Esperanza Aguirre y Gil de Biedma intentando justificarlo, más que nada porque para hacer esto, justificarlo, hablando de Jaime Gil de Biedma, Henry Miller y otros y aduciendo que la literatura todo lo justifica, está reconociendo que de hecho él cometió este acto repugnante de liarse con dos niñas de trece años.

La nariz me dice que no fue así y que el bocazas ha sido víctima de su otoñal vanidad como cuando se jactaba ante Ana Botella que hacía no se cuantos kilómetros en bicicleta cada día y no sé qué fantasmadas más. Y es que envejecer es fácil, de hecho depende de la naturaleza y como la hayas forzado, pero saber envejecer con dignidad y decencia ya no es tan fàcl, y ya se ve que el Sr.. Sánchez Dragó está envejeciendo mucho y patéticamente mal. . .

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