DE PAQUETES SOSPECHOSOS

Los paquetes bomba detectados en Grecia y el Reino Unido los últimos días, enviados en aviones de mercancías desde el Yemen que fueron transportados algunos de ellos también en vuelos comerciales y que afortunadamente no han causado víctimas, como en  el caso del fallido atentado con furgoneta bomba en Times Square el día 3 de mayo, así como el paquete sospechoso del día siguiente en el mismo lugar en Nueva York, que resultó ser una falsa alarma pero que creó la atmósfera de histeria y pánico en el centro de la ciudad de los rascacielos, o los los atentados suicidas perfectamente organizados en Bombay en diciembre de 2008, o los del metro de Londres, del 11-M en Madrid o el 11-S en Nueva York, Bali y otros menores que se han producido en los últimos años, nos muestran con toda su crudeza la no guerra del Siglo XXI, la guerra que sufrimos de un enemigo invisible, que no sabemos de donde viene ni cuando nos atacará, un enemigo dispuesto a morir matando haciendo el máximo daño posible donde cuece más, en la desvalida población civil.

Los magnicidios han pasado ya a la historia, ahora nos atacan en el peor escenario, la ciudad. Estos soldados invisibles no se si ya se han dado cuenta los gobiernos, pero en muchos casos, los tienen dentro de casa, los han educado ellos dentro de su sistema, y no hay nada que hacer, pueden atentar siempre que quieran y, si unos fallan tras su vendrán otros, y otros y otros. De nada sirven los ejércitos convencionales como se ha hecho patente una y otra vez.

Y esta sociedad opulenta, que reclama seguridad al cien por cien para todo, que sólo está obsesionada en consumir, en viajar, en querer tener todo controlado, debe empezar a entender que la seguridad al cien por cien no existe, pero así como hasta ahora, nos habíamos acercado en varios aspectos, ahora se ha estancado por mucho tiempo. El terrorismo global es una amenaza real, diaria, que puede estallar en cualquier momento en cualquier lugar del planeta, allí donde menos se espere. Puede ser en un avión, en un tren, un autobús, una terminal, un Centro Comercial, un Hotel o en medio de una calle o una plaza, o en cualquier edificio público.

Con un enemigo como este, dispuesto incluso a morir, a inmolarse por su causa, no hay nada que hacer, es una batalla perdida antes de empezar, porque de hecho no empieza, sucede cuando ese enemigo quiere que suceda, cuando menos lo esperamos. Y tendremos que acostumbrarnos a convivir en este estado de peligro latente y constante, forma parte del nuevo terror globalizado, el cual el Sr. Bush, Blair y Aznar hicieron mucho para propiciarlo con su insensata invasión de Irak.

Como decía estúpidamente contento George W. Bush, tras la invasión de Irak, "el mundo es ahora un lugar mucho más seguro" Y tan seguro, que te puedes ir al otro barrio de lo que le llaman eufemísticanmente un daño colateral, que es como consideran a las víctimas de los atentados terroristas o del fuego amgo que tantas víctimas ha causado. O sea que ni siquiera nos darán la posibilidad del acto digno de morir por alguna causa; moriremos víctimas de la estupidez de unos mandatarios que no ha sabido ver más allá de su propio interés sin ser capaces de analizar las trágicas consecuencias de su ilegal acción de guerra, y del fanatismo de los otros que su única ideología es el terror, y con quien no hay diálogo posible, ni manera de razonar. Es la NO guerra del siglo XXI, la que nos contaba Orwell en 1984, pero no en forma de ficticias y remotas maniobras militares, sino en el recibidor de casa.

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