De la misma manera que en la Sombra del viento Carlos Ruiz Zafón nos hablaba del Cementerio de los libros olvidados, ya ahora y cada vez más tendremos que empezar a hablar del Cementerio de los blogs olvidados en la red, colgados allí "in eternum" por los que los crearon y que por el motivo que sea los han abandonado. Son blogs huérfanos, testigos de un momento en que alguien decidió explicar sus vivencias o colgar sus fotografías y que por abandono forzado o no, allí se han quedado, como aquel diario personal de la adolescencia que en un momento se da por acabado y guardado en un cajón mientras va pasando el tiempo, hasta que un día por un traslado o cualquier otro circunstancia se reencuentra y relee con nostalgia y seguramente un ligero rubor. Me pregunto si alguien de aquí unos años cuándo ya ni siquiera se acuerde, un día reencontrará por azar el blog que dejó olvidado y seguramente se llenará de nostalgia y rubor. De la misma manera que los avances tecnológicos han sustituido el clásico diario manuscrito personal, aquél que se guardaba escondido en algún rincón de una cómoda, cerrado con un candado y que todos los padres habían curioseado, ahora, perdida esta intimidad está en la red al alcance de todo el mundo. Ha cambiado pues el medio, pero nosotros continuamos casi igual, sólo que hemos perdido el sentido del pudor, aunque siempre habrá cosas que no habríamos escrito nunca en el diario personal y seguramente tampoco lo haremos ahora en el electrónico.
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