La segunda semana del mes de diciembre de este año es un ejemplo del desorden en que vivimos y nos organizamos o nos organizan la productividad laboral. Somos un país laico pero celebramos todas las fiestas religiosas que podemos, - entre ellas la de la semana santa - y aparte de este hecho, nuestra clase política, en un claro ejemplo de enajenación mental decidió que el día 6 de diciembre de cada año fuera fiesta para celebrar la efeméride de la Constitución Española y de España, sin tener en cuenta que el día 8 del mismo mes y semana teníamos ya una fiesta religiosa, la purísima concepción de María, que viene a ser otra entelequia como esto de la Constitución. Y claro, hay años que más o menos se puede arreglar la cosa, pero este año tenemos la semana perfecta: lunes a trabajar, martes fiesta, miércoles a trabajar, jueves fiesta, viernes a trabajar, y sábado y domingo: fiesta. ¿En verdad ninguno de los padres de la Patria no cayó en el caos que representaría poner de festivo el día 6 de diciembre?.
Ya os doy la respuesta. ¡No! ellos no esten por estas pequeñeces.
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