EL ÁNGEL EXTERMINADOR

Los Nazis financiaron su auge económico, exactamente del mismo modo que lo hicieron los gobiernos del emperador durante la primera guerra mundial, es decir emitiendo bonos del estado como colateral del Reichsbank.
Con el paso del tiempo la población volvía a confiar en el gobierno, empezó a ahorrar y depositar su dinero en los bancos y empresas de seguros y éstos a su vez estaban obligados invertir en deuda del gobierno. La tendencia inflacionista se hizo evidente desde 1936 y los trabajadores exigían salarios más grandes, pero el gobierno prohibió el aumento de precios.

El efecto de esta política fue una bajada de la calidad de los productos, descuentos para trabajadores y el auge del mercado negro. Durante la guerra el marco dejó de funcionar como dinero, porque los alimentos, la vestimenta, los carburantes y la mayoría de los productos de consumo básico estaban racionados con tarjetas emitidas por el gobierno. Al final de la segunda guerra mundial la masa monetaria era seis veces mayor que el PIB, el dinero servía sólo para quemar en las estufas y se volvió al intercambio de productos.

Los gobernantes de todos los tiempos han tenido la tentación de resolver los problemas económicos mediante el abuso monetario, con la consiguiente pérdida del valor del dinero. La inflación opera como un impuesto indirecto que va reduciendo lentamente el poder adquisitivo de los ciudadanos.

Esta es la obsesión de los Gobernantes alemanes de después de la segunda guerra mundial, la inflación. Es por eso que Ángela Merkel se opone a los eurobonos y a poner en marcha la máquina de hacer billetes. Quiere decir que la señora Merkel no ha entendido nada y vamos con su política económica camino del pozo sin fin de una larga recesión, sin que nadie sea capaz de hacérselo entender. Curioso, lo que no consiguió Adolf Hitler (cargarse Europa) lo conseguirá con su tozudez germánica, Angela Merkel, el ángel exterminador.