'Las apariencias no engañan, sólo son apariencias', decía en uno de sus aforismos Joan Fuster.

Un aforismo no deja de ser lo que en catalán se llaman sentencias o dichos, o un cuento corto, y antes sólo los emplean los eruditos para reafirmar sus argumentos, el resto nos quedábamos con los dichos populares, y de ahí no pasábamos.
Pero con la llegada de internet y dentro de internet San Google, cualquiera tiene acceso a aforismos de todos incluso a los apócrifos y los directamente mal atribuidos. En este mismo blog después de poner cada día los aforismos de Joan Fuster, tengo enlazada esta página donde cada vez que se entra en el blog cambia el aforismo, y hay un montón.
Viene a ser la vulgarización de la cultura, o su extensión, al fin y al cabo más de un opinador profesional flojeava a la hora de exponer sus argumentos y se aferraba a los aforismos para dar fuerza a estos argumentos.
Ahora, los no eruditos podemos vacilar igual que ellos, sólo nos haría falta no emplearlos en exceso y asegurarse de que son de quien representa que son, que aquí hay más de uno atribuido a otro o adjudicados por la patilla al primero que pasa. En esto Monzó es un experto y uno intenta ser un alumno aventajado.

Como dejó dicho Giovanni Papini: se non è vero, è ben trobato